Necesidad de superar la violencia



SEÑOR DIRECTOR

Presencié la violencia de las últimas manifestaciones desde las afueras del GAM. Como extranjera que se mudó recientemente a Chile, debo decir que me sorprendió enormemente el uso indiscriminado de gas lacrimógeno por parte de fuerzas policiales. Me sorprendió todavía más la actitud calmada de los transeúntes: algunos caminando cubiertos de pañuelos para no respirar el aire tóxico, una chica gentilmente rociándonos con agua con bicarbonato, y otros comentando acerca de los beneficios del limón, mientras buscaban una ruta segura para retornar a sus hogares.

Solo puedo entender dicha tranquilidad, como una forma de "habituación". Pareciera que ciertas prácticas policiales han sobrevivido desde la caída de la dictadura.

Un estudio reciente del Consejo de Europa muestra que el uso de gas lacrimógeno puede corresponder a violaciones de derechos humanos.

Me parece que la clase política chilena tiene que reflexionar acerca de los modos a través de los que se reprime las manifestaciones que, no olvidemos, son parte de la democracia. Asimismo, los ciudadanos que se manifiestan deben reflexionar si es funcional a sus objetivos políticos quemar buses del transporte público, contenedores de basuras o bicicletas de uso público.

Chile es uno de los pocos países en el mundo que ha logrado una transición pacífica a la democracia, la cual -no exenta de problemas- ha ayudado a hacer que el país sea uno de los más estables de la región.

Hoy más que nunca, los logros deben ser defendidos. Ya no hay partes que están "en lo cierto" y partes que están "equivocadas". Toda escalada de la violencia debe ser contrarrestada.

Irina Domurath

Doctora en Derecho, Universidad de Amsterdam

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