El negacionismo de Hertz y Cariola

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La abogada y diputada del PC, Carmen Hertz.


Estos últimos días las redes sociales han estado particularmente movidas debido a las declaraciones de dos diputadas del Partido Comunista: Carmen Hertz en el programa Estado Nacional de Televisión Nacional, debatiendo con Mauricio Rojas y Gonzalo Muller, y Karol Cariola en CNN en un panel dirigido por Daniel Matamala, compartido con los diputados Jaime Bellolio y Matías Walker.

En ambas oportunidades las diputadas destacaron el "intachable historial que ha tenido el Partido Comunista en la defensa de los derechos humanos", cuestionando que ellos fueran violados en países como Venezuela y China.

Lo primero que llama la atención es la decidida opción que manifiestan tener las diputadas del PC por la democracia. Lenin, dictador soviético e intelectual que fue gran difusor del marxismo, señalaba en "El Estado y la Revolución" que los comunistas repudiaban la democracia burguesa, que estimaban un sistema al servicio de la burguesía. Este punto no solamente no ha sido rebatido, sino que se ha demostrado de manera patente, cada vez que el Partido Comunista llegó al poder de forma hegemónica y pacífica, termina por degradar las instituciones democráticas. 

Lo segundo, es la absoluta posverdad y el negacionismo presente en las diputadas. Ambas rechazan, contra toda evidencia, que China y Venezuela sean dictaduras. Por su parte, Hertz afirma que la Unión Europea reconoció las elecciones de Maduro -lo que es falso-, ante la imposibilidad de afirmar qué democracias respaldaban al régimen venezolano. Por otro lado, Cariola cuestiona la vulneración a los DDHH en China, afirmando que existe libertad de prensa y negando, por ejemplo, el control que tiene el gobierno chino de las redes sociales de sus ciudadanos.

Ante el cuestionamiento de estas afirmaciones la diputada Hertz afirmó que quienes la criticaban, eran "herederos y representantes de quienes secuestraban, torturaban, asesinaban y lanzaban al mar opositores políticos." Sin duda, esto prescinde de cualquier tipo de amistad cívica en un ambiente de discusión democrática, y además es un argumento tramposo, que todos aquellos que la critican tienen relación directa con las violaciones a los DDHH en nuestro país.  Por otro lado, la defensa comunista de las dictaduras de Stalin o Castro no puede llevar a evitar el debate, sino que debe animar a enfrentarlo con argumentos y rigor.

Sumado a lo anterior, cuesta entender a alguien para quien la política se basa en el eje pre y post 73, sea tan reacio a reconocer el historial de su propio partido político. Porque defendiendo la misma ideología de Hertz y Cariola, su partido amparó grandes atrocidades en China, Rusia, Cuba, Venezuela, Polonia, Camboya, Alemania Oriental, por nombrar algunos de los casos más emblemáticos.

Además, el Partido Comunista chileno tampoco está libre de polvo y paja. Recordemos el homenaje que le hizo la izquierda chilena a Stalin cuando murió el dictador en 1953, ocasión en la que recitó Pablo Neruda y en la cual el  socialista Salvador Allende fue el orador principal. De hecho, el reconocimiento que hace la misma Cariola al dictador Fidel Castro por su aporte en la construcción de la Unidad Popular en nuestro país es también una manifestación de lo mismo.

Ni el Partido Comunista de Chile, ni algún partido comunista del mundo tienen un historial intachable, principalmente por la complicidad activa con dictaduras que defienden y promueven su ideología. 

La participación comunista en la democracia chilena es bienvenida, como también los demás partidos políticos. Sin embargo, no son aceptables sus lecciones de superioridad moral, cuando hay tejado de vidrio y una historia de dictaduras y represión.

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