El negocio de no contabilizar

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Los administradores profesionales insisten en que una buena gestión requiere cuantificar y naturalmente registrar las situaciones sobre las que existe información, especialmente cuando generarán efectos en el futuro. Como principio de gestión, debe asumirse que controlar solo la superficie implicará contar con información superficial, por tanto, se debe quebrar lo meramente visible para observar la esencia y decidir certeramente.

Por ya largos meses hemos asistido a una extensa discusión en torno al fraude en Carabineros y sus efectos se han cuantificado de diversas maneras. Cada tanto se actualiza la estimación del monto defraudado y se descubren nuevos ámbitos afectados (nuevas aristas). Siempre el análisis y las opiniones se refieren a los efectos monetarios, excluyéndose otras situaciones de alta importancia económica, quizás porque no resultan de obvia cuantificación o, peor aún, porque sus consecuencias a nadie realmente importan.

La situación acaecida, léase el desfalco y su posterior errático control, ha generado impactos económicos enormemente negativos, como por ejemplo, la pérdida de productividad asociada al estado de ánimo de las personas que forman la institución, o el deterioro en el valor (credibilidad) de la marca Carabineros de Chile, efectos que muy probablemente poseen una magnitud mayor y que hasta ahora no ha sido cuantificada, lo que podría entenderse al ser evidente que esta cuantificación resulta onerosa, al requerir de analistas altamente especializados. Sin embargo, el tema está ausente aún en el debate y el no incorporarlo implica perder la noción del verdadero impacto económico del fraude, al punto que alguien de mala fe podría pensar que no se quiere medir el efecto real.

En el mismo contexto, recientemente se ha generado debate en torno a las remuneraciones de parlamentarios y jefes de servicio. Algunos incluso han develado el monto de sus remuneraciones brutas, olvidando que lo importante no es la remuneración, sino la compensación que se obtiene por desarrollar un trabajo, salvo naturalmente cuando esa remuneración es el total de la compensación.

Resulta importante considerar que en muchos casos existen compensaciones como casa y auto fiscal, chofer, lugares de recreación, salud y sistema de jubilación, que difícilmente pueden asumirse financiados con el diferencial entre las remuneraciones bruta y líquida, existiendo en consecuencia una compensación mayor financiada por los contribuyentes y respecto de la cual es posible que sea baja, dada la responsabilidad asociada al cargo. Sin embargo, el no considerar en el análisis los elementos que son propios de él, le resta seriedad a la discusión pública, limitando la posibilidad que esta contribuya a decisiones y soluciones de largo plazo.

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