No entendieron nada

GUETO VERTICAL


La Corte Suprema dictaminó que dos edificios de 38 pisos y más de 1.000 departamentos no podrían construirse en Estación Central debido a su negativo impacto en el medio humano. Con ello, el máximo tribunal concluía lo mismo que varios hemos alertado hace años: la destrucción de calidad de vida que provocan estas megatorres, donde residentes y vecinos viven hacinados, con poca privacidad y luz solar, sin espacios públicos adecuados y pagando precios muy altos.

En su alegato, las empresas inmobiliarias argumentaron que cumplieron las normas y construyeron lo que la gente quiere, pero omitieron que esas normas han sido laxas por la presión que ellos mismos ejercen, y que las personas no tienen toda la información disponible cuando deciden comprar o arrendar su departamento en un "gueto vertical".

Hace casi 30 años ocurrió algo similar en las poblaciones "El Volcán" de Puente Alto y "Valle de la Luna" de Quilicura; se levantaron miles de viviendas sociales que cumplieron las normas y cubrieron necesidades reales, pero que ahora deberán ser demolidas debido a las pésimas condiciones de habitabilidad y entorno que generó su deficiente diseño urbano y arquitectónico.

Es curioso que luego de la crisis social, aún existan empresas inmobiliarias que no entiendan el rol social que deben cumplir. Pero no son los únicos. Los mismos académicos que antes defendieron el Transantiago, ahora celebran que los viajes en bicicleta hayan aumentado con la crisis, olvidando que ello ocurrió porque se destruyeron estaciones de Metro y cientos de semáforos, que duplicaron los tiempos de viaje de millones de personas en Santiago y regiones.

Algo similar ocurre con los políticos que han promovido o defendido actos violentos, como evadir estaciones de Metro, rayar monumentos nacionales o quemar calles con barricadas, olvidando que estas acciones aterrorizan a la gente, afectan su libre circulación y alargan sus viajes de retorno a casa luego de extenuantes jornadas de trabajo.

¿Qué tienen en común las empresas de guetos verticales, los académicos que celebran la precariedad del transporte y los políticos que naturalizan la violencia? Creo que todos sufren una fuerte desconexión con los factores que explican la crisis social que estalló el 18 de octubre. No entienden que el malestar se fue incubando lentamente en entornos inseguros y viviendas pequeñas, en un Transantiago que humillaba a sus usuarios y en una violencia urbana que los obligó a enrejarse en barrios y pasajes.

Esto ocurrió mucho antes del 18 de octubre de 2019, pero volverá a estallar si nuestros empresarios, académicos y políticos no salen de su burbuja, caminan por la ciudad y se conecten con los problemas que viven a diario las personas que dicen representar en sus alegatos.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.