No fue un crimen

Gabriel Boric y Daniel Jadue anoche en las afueras del Servel, luego de que el Frente Amplio y el PC inscribieran su primaria presidencial.

Lo ocurrido el miércoles pasado fue una pérdida de una oportunidad de oro para el alcalde Jadue y sus acólitos del Frente Amplio para quedar posicionados post elecciones como los más competitivos. Estuvieron a pocos minutos de quebrar el bloque de centroizquierda, lograr abrir la cancha hacia sectores más moderados, e incluso de construir un bloque del ansiado tercio en la Convención Constituyente. La caída de ese espacio de confort político que se iba a construir hará más cuesta arriba la carrera para Jadue y podría incluso poner en riesgo lo que parecía una victoria segura en las primarias. Más que un veto, fue un desacierto.

El hábil político Joseph Fouché patentó la frase “No fue un crimen, sino un error” para referirse a la decisión napoleónica de fusilar al duque de Enghien, hecho histórico que precipitó la presión militar de los países europeos contra el emperador de Francia y su caída. En el futuro en este veto, que tiene mucho de vendettas personales y poco de estrategia política podrá ser visto de la misma manera que el ex ministro de Policía francés vio aquel ajusticiamiento.

Es muy difícil sostener que el veto tiene que ver con esa patente de neoliberales que suele propinar el alcalde a sus enemigos políticos en la oposición. El PC ha pactado durante años con los partidos de centroizquierda, que fueron decisivos para que los comunistas volvieran al Congreso en el 2010. También el propio edil de Recoleta ha ganado sus tres elecciones con apoyo socialdemócrata. Pero más allá de las razones internas del alcalde de no querer la firma del PPD y liberales en su camino a La Moneda, su decisión le costará caro y no le traerá ganancia alguna. Una prueba de ello es el respiro de alivio que recorrió la derecha, en su duelo por la derrota electoral.

Una primaria con Paula Narváez en la papeleta y el PPD en la firma, habría aislado a la DC y probablemente disuadido a Yasna Provoste de intentar alguna aventura presidencial. También habría terminado por un largo tiempo con el bloque DC – PS denominado despectivamente por algunos como el “Partido del Orden”. También en las encuestas habría aparecido fácilmente encima de Lavín, y sin duda la primaria habría sido más masiva y entretenida. También el alcalde podría haberse sacado de encima esa especie de sello de intolerante malhumorado que lo persigue.

La caída, además de destruir a la centroizquierda, deja a Jadue en el peor de los mundos. Aislado en su reducto ideológico, que no constituye mayoría en un país que se declara antipolítico y moderado, según lo que indica la encuesta del CEP. La hábil entrevista que dio el diputado Boric a este medio traspasa al alcalde todas las culpas de la exclusión. Por más que el PC ha extremado lo que Orwell llamaba “neolengua” para denostar a los antiguos aliados o que se liberaron batallones digitales para defender la decisión, el daño está consolidado. Prueba de ello el nuevo aire que tomó el candidato a gobernador Claudio Orrego, que ve como la metida de pata de este miércoles le permite alejar al PS de su contendora.

En un ambiente tan incierto electoral, y con tanta variación en la participación ciudadana es imposible predecir si este error es definitivo o las cosas podrían tener un giro. Pero es claro que las dificultades para la candidatura del PC aumentaron y que dejaron pasar un instante para tomar ventajas, como habrá pocas en esta incierta carrera electoral.

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