¿Qué nos enseña el volcán más alto del mundo? Y si, está en Chile

A propósito de la reciente erupción del volcán Taal en Filipinas y el estado inestable en el que se encuentra actualmente –hasta un tsunami de origen volcánico no es descartable– la pregunta inmediata que se nos viene a la cabeza: ¿qué pasa con los volcanes en Chile? Nuestro país tiene al menos 90 volcanes activos o potencialmente activos, que podrían hacer erupción en cualquier momento, por lo que aprender de ellas es clave para entender el presente y el futuro de los volcanes que se encuentran emplazados en nuestro territorio.

El tamaño de los volcanes está relacionado al volumen de material que es emitido durante sus erupciones. Uno de los volcanes de mayor volumen en Chile y que alcanza el record mundial de altura, es el volcán Ojos del Salado, localizado en la Región de Atacama y a unos 150 km al este de la ciudad de Copiapó. Este volcán, lugar de culto y preparación para muchas de las expediciones al Himalaya, es temido por su altura y los efectos en la salud que produce (conocida como puna que en dicha zona es particular intensa), pero además, por la constante inestabilidad climática, extensas distancias a recorrer entre refugios y el extenso camino a la cima.

Bajo estas condiciones adversas, por qué interesa un volcán que no tiene habitantes en sus alrededores que se encuentren en riesgo. La respuesta es simple, sus erupciones magníficas y de gran magnitud, nos sirven para entender los diversos peligros que reviste la actividad volcánica y los posibles riesgos asociados. El volcán Ojos del Salado nos da la mejor oportunidad para investigar, entender y saber cómo actuar en erupciones futuras de otros volcanes.

10 días de campaña en terreno, seis profesionales de la volcanología, sol, nubes, viento, frío, refugios, altura y falta de oxígeno son las condiciones iniciales, pero también frente a nosotros, un volcán gigantesco con una historia que contar. Los primeros días observamos diversos flujos de lava antiguos, ya solidificados y fríos, los que tienen gran volumen y son parte de la construcción del edificio volcánico. Este supera los 2.000 metros desde su base a la cima, esta última a 6.868 metros sobre el nivel del mar. Lo que nos deja completamente sorprendidos es el enorme manto blanco amarillento que cubre la mayor parte del flanco norte del volcán y a alguno de sus volcanes vecinos, como el volcán El Muerto.

El manto corresponde a un enorme depósito de caída de piroclastos –trozos de magma que salen expulsados a la superficie durante erupciones explosivas, como la del Calbuco en 2015–, que en el caso del Ojos del Salado, en su mayoría corresponden a pómez. Si, ¡las mismas que se usan para los pies! Una de las particularidades de este depósito, es la cantidad acumulada de pómez, incluso a unos cientos metros de su cima, supera los seis metros de espesor, es decir, una casa de tres pisos quedaría completamente cubierta por este depósito.

Mucho de ese material se lo ha llevado parcialmente el viento, por lo que el alcance de este podría ser mucho mayor. Recordando las erupciones del Cordón Caulle en 2011 y Calbuco en 2015, sus piroclastos cayeron en su mayoría en territorio argentino, en zonas a cientos de kilómetros de distancia desde su punto de emisión. Esto significa que es muy probable que la erupción que generó el gran depósito del Ojos del Salado también haya transportado las cenizas a cientos de kilómetros de distancia.

¿Pero qué podemos aprender de este volcán? Los volcanes del norte de Chile tienen erupciones de manera mucho menos frecuente que los del sur, pero cuando ocurren son en extremo violentas, produciendo columna de piroclastos mayores a 20 km de altura, aún más grande que la que vimos en directo por televisión con el Calbuco de 2015.

En el caso del Ojos del Salado, este gran depósito está asociado a una gran erupción y lo podemos observar principalmente al norte del volcán. Típicamente los vientos que predominan en la cordillera viajan al este, hacia Argentina, llevando los piroclastos en esa dirección, sin embargo, en este caso no ocurrió así. Esto significa que sí hay erupciones que pueden traer este material piroclástico a territorio chileno, y la del Ojos del Salado no es la única. Esto es preocupante, si pensamos que los refugios para montañistas en la ruta a la cima del Ojos del Salado se encuentran construidos sobre este depósito, es decir, se encuentran en una zona no segura, ya que un evento de esta magnitud y características puede volver a ocurrir.

Por lo tanto, cualquier construcción, ya sea desde unos simples refugios de montaña a conjuntos habitacionales, pasando por carreteras, tendido eléctrico, entre otros, debe ser planificado y posteriormente construido mirando siempre a los posibles eventos naturales bajo los cuales pueden ser afectados. Los eventos naturales siempre ocurrirán, pero es responsabilidad del humano en donde construye asentamientos y/o infraestructura. El término riesgo implica la exposición de la infraestructura o de la vida a un evento natural, por lo que el ordenamiento territorial es clave para determinar dónde podemos construir, vivir e incluso turistear, ya que la exposición a eventos naturales depende de alguna manera de decisiones personales.

En consecuencia, es clave contar con planes de mitigación de diversos riesgos asociados a eventos naturales, en el caso del volcán Ojos del Salado, que es efectivamente muy remoto y con muy poca infraestructura a su alrededor, pero que cuenta con los típicos problemas de ordemiento territorial. ¿Qué pasa en el caso de volcanes donde si vive mucha gente alrededor y/o existe mucha infraestructura?, ¿Qué planes de mitigación al riego volcánico tienen?, ¿Qué nivel de preparación ante una erupción volcánica cuenta su población?, ¿Conoce usted el plan y las rutas de evacuación del volcán más cercano a su territorio? ¿Sabe si el volcán es activo o no?

Ojos del Salado tiene fumarolas en uno de sus cráteres, eso significa que es un volcán activo, que respira y que en cualquier momento podría volver a despertar de su largo sueño. Eso misma "vida" tiene numerosos volcanes a lo largo de todo Chile.