El nuevo escenario político argentino

cristina y alberto fernandez
FOTO: EFE


El kirchnerismo regresará al poder en Argentina luego de la victoria de Alberto Fernández en las elecciones presidenciales del domingo pasado. Pero si bien el candidato del Frente de Todos logró un claro triunfo, con el 48,1% de los votos frente al 40,3% del actual Presidente Mauricio Macri -evitando la segunda vuelta, ya que en el sistema electoral argentino se gana con el 45% de los votos o más del 40% con una diferencia de 10 puntos sobre su más cercano rival- la ventaja estuvo lejos de los cerca de 15 puntos que preveían los sondeos. Además, pese a no forzar el balotaje, el actual Mandatario logró un importante avance con respecto al apoyo obtenido en las elecciones primarias de agosto pasado, al sumar cerca de dos millones de votos más, dejándolo instalado como el líder de una futura oposición que contará con una presencia importante en el Congreso, ya que sería la primera mayoría relativa en la próxima Cámara de Diputados.

Es claro que los argentinos no le dieron un cheque en blanco al futuro Presidente Alberto Fernández. Pese a su triunfo, el escenario político que dejó las elecciones del domingo pasado muestra a un país dividido en dos bloques claros y con contrapesos evidentes. Una situación que el nuevo Mandatario deberá tener en cuenta y lo obligará a negociar en el Congreso para sacar adelante muchas de sus iniciativas. Aún no está claro el camino que seguirá a partir del 10 de diciembre, pero las evidentes tendencias al interior de la coalición peronista que lo llevó al poder y la presencia de Cristina Fernández como vicepresidente adelantan fricciones. Por un lado, está el sector más duro de La Cámpora, liderado por el hijo del expresidente Néstor Kirchner, que se anotó un punto decisivo en la Provincia de Buenos Aires con la victoria del ex ministro de Economía Axel Kicillof. Mientras que por otro, aparece el más moderado Frente Renovador, de Sergio Massa.

Fernández tiene ante sí un complejo desafío, con una inflación que supera el 50%, unas reservas que se han reducido en los últimos meses, un fuerte aumento de la pobreza y una serie de vencimientos de deuda con el Fondo Monetario Internacional en los próximos meses. Más allá de los errores cometidos por el actual gobierno transandino, es claro que el origen de la crítica situación que atraviesa Argentina se encuentra en las políticas asistencialistas y populistas impulsadas por el kirchnerismo durante sus 12 años de gobierno. Es claro que apostar de nuevo por unas recetas que sumieron al país en una profunda crisis económica de la que no ha podido salir no es el camino. Es de esperar que Alberto Fernández, que ha mostrado una posición más moderada en relación al kirchnerismo tradicional, favorezca los espacios de diálogo y negociación para salir adelante y no promueva el discurso confrontacional exhibido por algunas figuras kirchneristas en los últimos días y que caracterizó a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

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