El nuevo ministro y los desafíos en Educación

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Gerardo Varela, ministro de Educación.


El pasado 23 de enero, el presidente electo Sebastián Piñera anunció el Gabinete que lo acompañará desde el 11 de marzo. En la designación resonaron varios nombres; sin embargo, uno de los más polémicos y sorpresivos fue el del titular de Educación, Gerardo Varela. Más allá de las legítimas desconfianzas que genera por sus dichos y artículos sobre educación, querámoslo o no, él será el encargado de encabezar políticas públicas en esta materia.  Independiente del discurso liberal y enfocado principalmente en la primera infancia que marcó la campaña presidencial y las declaraciones del sucesor de la Ministra Delpiano, existen distintos temas de los que tendrá que hacerse cargo por la relevancia y consecuencias que siguen teniendo para los chilenos.

Durante el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, el MINEDUC asumió el compromiso tanto con los estudiantes como con parlamentarios de terminar con el Crédito con Aval del Estado. Esto se dio luego de diversas movilizaciones provocadas por el endeudamiento que viven las más de 808 mil personas (según el estudio "Endeudar para Gobernar y Mercantilizar: El caso del CAE", de la Fundación SOL en 2017), quienes tuvieron que contraer el crédito para poder estudiar. Muchos de ellos han sido alumnos de universidades de baja calidad y con pocas opciones en términos laborales. La Nueva Mayoría perdió todo "incentivo" para terminar con el CAE, y es por lo mismo que el nuevo gobierno deberá presentar, después de 13 años, una solución definitiva a esta realidad que vivimos muchos estudiantes en el país.

Existen ciertos acuerdos transversales desde la derecha a la izquierda sobre cómo debería ser un nuevo crédito –u otro instrumento– mientras se llega a la gratuidad universal. Se ha hablado de un crédito que sea transitorio, sin presencia de la banca, que cubra el total del arancel, donde se reduzcan los plazos para pagar y se exima la deuda al grupo estudiantes que tengan condiciones más críticas. Esto sin mencionar la idea, que tomó bastante fuerza durante la campaña electoral, de condonar la deuda incluso a la totalidad de deudores.

En otro plano, durante la campaña presidencial, Sebastián Piñera generó polémica tras su propuesta para modificar la Ley de Inclusión, ley que en mayo del 2018 cumplirá 3 años desde su promulgación. Esta avanza en generar un sistema escolar con mayor regulación, más inclusivo y con criterios justos para todos los niños que postulen a los establecimientos educacionales.  

Si los dichos de Piñera se hacen efectivos, deberá enfrentarse un número importante de ciudadanos que vemos en la Ley de Inclusión un avance hacia un sistema educacional donde cada niño o niña pueda desarrollarse independiente de su origen. El "devolver a los padres el derecho a elegir la educación de sus hijos", como planteó el ex mandatario al presentar su documento "Mejoremos la calidad en la sala de clases" en octubre del año pasado, en realidad se traduce en un sistema segregado. Esto retrocedería en aquello que suele ser el caballito de batalla de Piñera: la calidad en la educación. Un sistema escolar que discrimina, que plantea que niños no pueden optar a ciertos liceos por "falta de mérito" o que genera guetos educacionales, no puede considerarse un sistema escolar de calidad.

El 11 de marzo asumirá el segundo gobierno de Sebastián Piñera. Sin duda estos y otros temas educacionales seguirán siendo los que generan mayor controversia a nivel público, sobre todo por sus repercusiones en el corto y largo plazo.  Habrá que estar atentos a las propuestas que nazcan desde el gobierno, que esperamos no haga oídos sordos a las demandas, necesidades y desafíos que se levantan desde la ciudadanía. 

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