Nuevo royalty: una mochila con piedras



Por Tomás Flores, ex subsecretario de Economía

Una de las características que tiene el impuesto a la renta es que el Estado es un accionista pasivo que no aportó nada de capital para el emprendimiento y que en el evento que se generen utilidades, se presenta a cobrar su parte de 27% de las mismas. De hecho, si hay pérdidas en el año fiscal correspondiente, se anotan y se restan de las utilidades obtenidas en el ejercicio siguiente, lo cual es razonable, ya que es un socio pasivo en las buenas y en las malas.

El royalty minero actual tiene características similares, ya que si la caída en el precio del cobre genera una pérdida operacional no se debe pagar dicho tributo específico, tal como prácticamente ocurrió en el año 2016, donde la recaudación fue mínima dado lo deprimido de los precios, que promediaron los US$ 2,21 por libra durante ese año.

Pues bien, el nuevo royalty en tramitación en el Congreso tiene una característica muy diferente, ya que es un impuesto creciente que se aplica sobre las ventas totales, independiente de si hay utilidades o no. De hecho, para un cierto segmento de la industria, la de costos más altos, podría darse la paradoja de que al ser el precio inferior a US$ 2,5 por libra tuviese pérdidas tributarias e igualmente deberá pagar este nuevo impuesto. Dada estas características, el nuevo royalty se convertirá en una verdadera mochila con piedras en la espalda de la industria cuprífera chilena.

Si observamos la evolución del costo C3, que incluye el costo de caja, depreciación, intereses y costos indirectos, en la actualidad, dicho costo promedia US$ 2,15 por libra, exhibiendo el primer cuartil de menores costos un promedio en torno a US$ 1,5, mientras que en el cuartil de mayores costos vemos cifras desde US$ 2,5 y hasta por sobre los US$ 4 por libra.

Este royalty o mochila con piedras afectará toda la curva de costos de la minería chilena, sacando de competencia a un porcentaje relevante de nuestra producción en una circunstancia de precios de mediano plazo, y de hecho, con el precio observado entre 2010-19 que fue de US$ 3,06 por libra, cerca del 97% de la producción nacional fue capaz de obtener utilidades y los que tenían costos por sobre ese valor habían iniciado procesos de cierre.

Sin embargo, si a la curva de costos ahora le agregamos la mochila con piedras y consideramos el mismo precio observado en el periodo 2010-2019, tendremos que el cuartil de mayores costos entra inmediatamente en riesgo de cierre, ya que su C3 subiría en promedio, a lo menos, hasta US$ 3 por libra, y ni hablar de los que hoy tienen costos más altos aún. Es decir, con el nuevo royalty un cuarto de la producción de cobre no tendría utilidades, ya que el costo, que incluirá la mochila con piedras, será igual o superior que el precio de venta.

Así, cerca del 25% de la producción nacional, 1,5 millones de toneladas aproximadamente, podrían iniciar el proceso de cierre porque el costo adicional de la mochila con piedras elevaría los costos por sobre el precio de venta, con lo que finalmente la recaudación total podría llegar a ser menor que en la actualidad, ya que un tributo mal diseñado termina destruyendo parte de la industria actual y todos los empleos involucrados.

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