Oficialmente, la ONU conmemora el Día de la Mujer a partir del año 1975. Se recuerda a las manifestantes de la empresa textil Cotton Factory de Nueva York de 1908; 129 mujeres murieron por el incendio de la fábrica que se le atribuye al dueño. Fue una huelga muy masiva en la que las mujeres se manifestaron por igualdad salarial y tiempo para amamantar a sus hijos, entre otros temas.

Recién en Chile en el año 1945 las mujeres pudieron sufragar, y este 5 de marzo se produjo un hito histórico: el Congreso aprueba la paridad de género en la eventual Convención Constituyente.

Es increíble el debate que precedió la votación, argumentos como que no es aceptable “meter la mano en la urna”, o que es injusto que una mujer obtenga un escaño con menos votación que otro candidato –por cierto, hombre-, que las mujeres se tienen que “ganar” los cargos en la “cancha”, por mencionar algunos. Afortunadamente primaron los argumentos contrarios.

Las mujeres históricamente han sido desfavorecidas para obtener cargos directivos, sean públicos o privados, sigue existiendo una brecha salarial notoria entre sexos y son las mujeres las que generalmente se ocupan tanto de las labores domésticas y también asumen la mayor responsabilidad con los hijos en su crianza. Ante estas situaciones, ¿aún alguien puede plantear que en Chile, la cancha es pareja, para hombres y mujeres?

De acuerdo a datos de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE), Chile ocupa el quinto lugar entre los países con mayor diferencia de sueldos entre géneros de todo el mundo. La diferencia entre la mediana salarial entre hombres y mujeres por el mismo trabajo es de un 21,1%. El promedio de brecha de los países OCDE es 14,3%. Pero no sólo existe inequidad en los salarios, también ocurre en las posiciones de poder ocupadas por las mujeres. Un estudio que realizó la Cepal señala que apenas el 9% de los CEO son mujeres.

Durante el año 2019, en Chile hubo 46 femicidios y en lo que va del año 2020 se contabilizan 6 consumados y 19 frustrados. Probablemente con el cambio de la ley recientemente promulgada, que amplía el marco legal para la tipificación de femicidio a todos los crímenes por motivos de género, estas cifras aumentarán. Aún existen lamentables argumentos en nuestra sociedad que señalan que la mujer “se la busca” en cuanto cómo se viste, se comporta o actúa, de una u otra manera.

Aún se escucha esgrimir argumentos de que “la mató por amor” y en otras culturas “por honor” y sigue en el subconsciente de muchos, la frase “quien te quiere te aporrea”. Ojala que reemplacemos esas frases y creencias añejas por las aclamadas y potentes de la performance del colectivo Las Tesis, como un mantra. En estudios realizados sobre femicidios, se develan las dinámicas misóginas y/o sexistas involucradas en las muertes y se refutan las comprensiones ampliamente difundidas respecto de lo asesinatos como asuntos privados productos de “pasiones sentimentales” o derivados de características “patológicas” de los agresores.

Espero que las nuevas generaciones logren derribar todos estos mitos y puedan construir una sociedad de verdad más equitativa, menos machista, donde a las mujeres no se les exija “ser señoritas”, ni se les planteé nunca más que “calladitas se ven más bonitas”. La crianza juega un rol fundamental, el modelaje que se realiza a los niños desde la primera infancia. Los niños pueden jugar a las tacitas y las niñas al fútbol (conozco a algunas extraordinarias), a las niñas se le puede regalar microscopios y a los niños muñecas.

Somos más de la mitad de la población en Chile, por lo que pedir representación paritaria en todas las instancias posibles es justo y necesario. Este 8M conmemoremos los avances obtenidos y sigamos visibilizándonos para recorrer este camino que tantas veces ha sido pedregoso. Lo único que está claro es que nunca más será sin nosotras.

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