Obras públicas en peligro



Parece una historia sacada del cine pero no, es una historia real que devela cómo funcionaba la máquina de defraudar en Argentina y que tiene como protagonistas a los Expresidentes trasandinos Néstor Kirchner y Cristina Fernández, además de importantes empresarios que habrían pagado coimas para ganar licitaciones de emblemáticas obras públicas en ese país. Todo parte de un supuesto pero aparentemente corrobora la hipótesis sobre un alto nivel corrupción que da origen al Lava Jato argentino.

Se trata de un caso de corrupción a la antigua con maletines de dinero de por medio y empresarios dispuestos a pagar altas sumas de dinero con tal de adjudicarse proyectos; que ahora se autodeclaran "arrepentidos" y justifican los pagos porque aseguran que hubo extorsión de por medio, como si ese fuera un argumento válido. Ya es tiempo que las empresas asuman que tienen un rol fundamental a la hora de disminuir la corrupción.

Más allá de la investigación del caso de los cuadernos y de aquellos que están implicados en el pago de coimas, es pertinente sacar lecciones para que no se vuelva a replicar un caso semejante en América Latina. Hoy, las empresas tienen en sus manos decir que no a la corrupción. Además, en todas partes del mundo deben saber con qué compañías se están haciendo negocios porque al contratar un servicio nos preocupamos del requerimiento final pero no nos cuestionamos cómo opera la compañía y debemos darnos ese necesario tiempo.

Es a lo menos curioso saber que una empresa es corrupta o tiene mala reputación por irregularidades en un algún lugar del mundo y puede seguir adjudicándose obras públicas en otros sin ningún problema ¿De qué sirve saber que la filial de un país X opera libre de la corrupción mientras que afuera la situación es distinta? En el caso de Isolux, empresa de capitales españoles que en Chile obtuvo millonarios contratos para desarrollar proyectos, cuyo exgerente gerente general, Juan Carlos Goycoechea, reconoció pagos ilícitos para obtener obras públicas.

El arrepentimiento de los empresarios argentinos es solo un paso para dejar atrás las prácticas corruptas, se requieren esfuerzos y compromisos concretos a nivel país y en el sector privado argentino para volver a confiar: las compañías deben ser rigurosas con sus controles y preocuparse del "cómo" se están haciendo negocios para evitar conflictos que incluso podrían terminar con el cierre de una empresa a futuro.

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