Ojo con los Desarrolladores

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El futuro de Chile no pasa por un indicador mágico ni por la genialidad de un planificador. Hay que reconocer en qué somos buenos y trabajarlo con orgullo. Y de ahí crecer.



Siempre me llamó la atención el nombre de uno de los cuadros más famosos de Roberto Matta. Según averigué, es una crítica al Desarrollismo, impulsado desde la Cepal por Raúl Prebisch a partir de los 50.

Pregonaba la planificación central, la sustitución de importaciones y la industrialización. Se implementó en todo Latinoamérica, con resultados parejamente mediocres. Productos malos y caros para los consumidores. Rentas sobrenormales para pocos industriales, protegidos por aranceles altos. Autos armados en Arica y los televisores made in Chile fueron sus frutos.

Anda mucha gente con ideas neo Desarrollistas, señalando que “el modelo extractivo está agotado y hay que refundarlo” apelando a lógicas Neo Cepalianas. “No extraer litio, sino hacer baterías” podría ser su eslogan. Mientras, pasan cosas en el mundo de las que los neo Desarrollistas no parecen tomar nota:

1) Salesforce, fundada en 1999 para administrar el proceso comercial en la nube, sacó a la más que centenaria Exxon del índice Dow Jones, que reúne a las 30 mayores empresas de EEUU.

2) Mercado Libre, fundada el mismo año, pasó a ser la empresa más valiosa de Latinoamérica, con US$60.000 millones. Superó a Vale, con US$58.000 millones y a Petrobras con US$55.000 millones.

3) Entre las 10 empresas más grandes del mundo hay 7 tecnológicas (Apple, Amazon, Microsoft, Google, Facebook, Ali Baba, Tencent), 1 petrolera (Saudi Aramco), 1 holding financiero (B.Hathaway) y 1 compañía de productos farmacéuticos (J&J). Las tecnológicas suman casi US$9 trillones, 10% de la capitalización bursátil del mundo y más de 30 veces el PGB de Chile. Todas fueron fundadas en un garage y son muy jóvenes: Una nació el 75, una el 76, otra el 94, dos en el 98, una el 99 y una el 2004.

Las señales están por todos lados. Los servicios digitales son el futuro. Empresas livianas en activos, que pueden operar desde cualquier parte. Requieren buenas ideas, capacidad de ejecución y capital de trabajo para escalar. Parten en un departamento, como lo hizo Zhang Yiming, cuando el 2016 fundó TikTok para mostrar que una empresa china podía conquistar el mundo.

Los neo Desarrollistas no tienen cariño por ellas, dado su sesgo industrial por sobre los servicios. No valoran en justicia los logros de Cornershop o Véndenos tu Auto, que construirán las primeras empresas chilenas de alto impacto global, junto a NotCo, que quizá calce más con el gusto neo Cepaliano, aunque su mayor activo es solo propiedad intelectual.

Los neo Desarrollistas dan mucho peso a inversión en I+D, sin reparar en sus limitaciones como indicador de innovación. En Chile las empresas que hacen proyectos I+D necesitan aprobación de Corfo. Para ello hay que contratar asesores para navegar un tedioso, aunque necesario, proceso para acceder a beneficios tributarios. Pocos lo hacen, por lo que para la inmensa mayoría de las empresas, la innovación es simple gasto corriente. Peor aún para las nuevas empresas tecnológicas: Como toda startup, están diseñadas para perder plata por años. De descontar impuestos ni hablar porque no hay utilidades. Pero vaya si innovan.

El error más doloroso de los neo Desarrollistas es su desdén por las industrias “extractivas”. Miran en menos los esfuerzos de nuestros mineros, agricultores y salmoneros. Todas industrias hipercompetitivas, de alta tecnología e innovación. Es donde nuestras ventajas competitivas se intersectan con oportunidades globales: Nuestro cobre y nuestro litio moverán los Tesla que poblarán un mundo abierto alimentado por los frutos de nuestra tierra. No cabe sino el orgullo. Además, pueden ser fuentes de nuevos desarrollos. El caso de los proveedores mineros australianos (Mets), que conozco bien, es inspirador: exportan lo mismo que la minería de su país.

El futuro de Chile no pasa por un indicador mágico ni por la genialidad de un planificador. Hay que reconocer en qué somos buenos y trabajarlo con orgullo. Y de ahí crecer. Ojalá hagamos baterías. Pero seremos exitosos solo en la medida que nuestros emprendedores tengan un ambiente propicio para desarrollarse. Un círculo virtuoso en que el talento atraiga al financiamiento. Sin reglas claras y sin instituciones sólidas, tendremos lo contrario: fuga de cerebros y de capital. Es ahí, y no en el ojo de los Desarrolladores, donde se juega la prosperidad de los países.

-El autor es emprendedor y panelista de Información Privilegiada

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