Olas de calor
SEÑOR DIRECTOR:
El lunes de la semana pasada, en la ciudad de Santiago, tuvimos 33,8 °C de temperatura, inusual para el mes de octubre y temporada de primavera, cuestión que nos viene a recordar los efectos de la crisis climática y ecológica que estamos experimentando y la necesidad de prepararnos.
Enfrentar las olas de calor requiere de un sistema robusto de salud que pueda generar medidas preventivas y otras curativas cuando estas ya se encuentran desatadas. Según un estudio de la Universidad Católica, liderado por Yasna Palmeiro, en 2017 se pueden atribuir 584 muertes adicionales en solo 21 días por olas de calor; en 2019 fueron 245 muertes en tan solo 16 días.
Los escenarios que se asoman requieren de la implementación de medidas en torno a la ciudad, entre las cuales está el arbolado urbano y crear conciencia entre los grupos de riesgos y medidas que pueden aplicar desde sus hogares para la prevención.
A la vez, la institucionalidad debe crear refugios climáticos, como lugares naturales, ricos en biodiversidad, además de infraestructura propia de la ciudad. Un ejemplo de esto se ha llevado a cabo en Barcelona, que ha acondicionado colegios para que tengan la sombra y condiciones para poder pasar una ola de calor.
Se nos acorta el tiempo y no estamos preparados para afrontar esta situación; la ocupación sobre el tema hace la diferencia entre la vida y la muerte.
Pamela Poo Cifuentes