¡Otra vez el maldito TC!



SEÑOR DIRECTOR

Senadores de la Democracia Cristiana proponen cambiar la forma de designar a los miembros de Tribunal Constitucional (TC). Aludiendo a la representatividad del legislativo consideran que sea este poder del Estado, en el pleno, el que designe a los ministros del TC. También consideran necesario reducir el poder del presidente del tribunal. Uno puede concordar en la necesidad de dotar de mayor legitimidad a dicha institución, pero la propuesta DC termina por desvirtuar su función.

Aunque suene paradójico, el conflicto que se desata cada tanto en torno al TC se produce porque éste cumple su función como control contra mayoritario. Porque esa es la razón de ser de los Tribunales Constitucionales en diversos ordenamientos constitucionales. Con esto se busca evitar que mayorías circunstanciales pasen por sobre la norma suprema socavando los derechos y garantías que tienen las minorías y los individuos. Por eso, el TC no debe someterse a berrinches ideológicos ni a la presión de diversos grupos de interés, sino que debe ser justo intérprete de la norma constitucional alejado de las pasiones políticas que mueven a quienes lo critican cada cierto tiempo.

El problema de la propuesta de la DC y otros sectores políticos es que, bajo el argumento de evitar abusos de poder del TC, lo que verdaderamente se pretende es disminuir el poder de la minoría parlamentaria mediante la anulación del control preventivo del TC.

La medida no resuelve el problema del cuoteo que afecta al actual tribunal, sino que lo acentúa al punto de dejar al arbitrio de mayorías circunstanciales, y eventualmente demagógicas, su conformación.

Esteban Montaner Rodríguez

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