Oxfam y una visión simplista de la desigualdad

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Foto: Reuters.


Al tratar de contarle al mundo sobre el lamentable estado de desigualdad imperante, la organización no gubernamental Oxfam ve solo algunos árboles mientras se pierde el bosque. Oxfam afirmó recientemente que existe una "crisis de desigualdad", pero ignoró por completo un punto importante: que la distribución del ingreso es menos desigual en el mundo hoy, que en el siglo pasado. Los mejores datos al respecto proceden del profesor Branko Milanovic, antiguo miembro del Banco Mundial. Su actualización más reciente de 2016 muestra que, sobre todo debido al increíble crecimiento de Asia, la desigualdad mundial ha disminuido bruscamente durante varias décadas, tanto que el mundo no había sido tan equitativo desde hace más de un siglo.

En el último medio siglo, la diferencia en la esperanza de vida entre los países más ricos y más pobres del mundo ha disminuido de 28 a 18 años. Las investigaciones muestran que la desigualdad en la esperanza de vida actual es menor de lo que ha sido durante dos siglos.

En cuanto a los ingresos, la educación y la salud, el mundo ha visto una disminución global de la desigualdad, no un aumento. Oxfam casi por completo ignora esta realidad y, en cambio, apunta a los niveles de riqueza dentro de cada país. Es cierto que la desigualdad en esta medida ha aumentado. Pero la ONG exagera su argumento cuando afirma que la riqueza de las 42 personas más ricas del mundo es mayor que la del 50% más pobre del planeta (3.700 millones). Un poco menos de una quinta parte de la "mitad más pobre" son en realidad personas con una deuda acumulada de US$ 1,2 billones: probablemente en su mayoría ciudadanos del mundo rico, como estudiantes con préstamos o personas con patrimonio negativo en sus casas. Sugerir que estas personas son de alguna manera "más pobres" que las personas más pobres de un país en vías de desarrollo es por lo menos extraño.

Sería más justo, entonces, decir que la riqueza del 40% más pobre del planeta (excluyendo a los que tienen una riqueza negativa significativa) es igual a la riqueza de los 128 principales multimillonarios.

El propósito central de Oxfam es "poner fin a la injusticia de la pobreza", por lo que es algo desafortunado que su narrativa simplista apunte a la necesidad de redistribución dentro de los países, mientras se ignoran muchas cosas que necesitan mantenerse, para continuar el espectacular progreso mundial reciente. Demasiada desigualdad puede reducir el crecimiento y sofocar la movilidad social, por lo que debe mantenerse bajo control. Pero está mal ignorar la gran historia de progreso de la humanidad contra la pobreza y la desigualdad.

Concentrarse tan estrechamente en el tema provoca una injusticia ante los desafíos mucho más graves que afectan a los más pobres del mundo, como la contaminación atmosférica, la tuberculosis, el VIH, así como las barreras que impiden un acceso equitativo y justo a la educación. Todos estos desafíos tienen soluciones baratas y eficaces. Y deberían ser nuestra máxima prioridad.

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