PC, el último díscolo

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Una serie de hechos recientes muestran al hasta ahora disciplinado PC haciendo su propio camino de diferencias con el oficialismo. Entre la larga lista de hechos habrá que incluir las recientes declaraciones del Ministro Barraza a este medio donde se distancia de la posición oficial del gobierno de Chile respecto a Venezuela que ha operado dentro del grupo de Lima. Sin duda también está la fuerte declaración sobre la Operación Huracán del partido con críticas a cómo La Moneda ha manejado este enredo. Aunque en este caso no es el único partido que se ha distanciado, si ha sido el más vehemente.

También en esta abjuración tardía hay que incluir la serie de declaraciones del alcalde de Recoleta, devenido estrella comunicacional del verano, en reemplazo de los ya caídos Moreira y Tarud. En su apogeo ha atacado al gobierno, al intendente de su propia coalición, a su alcalde vecino de militancia socialista, y para no quede dudas de su decisión de competirle incluso al Festival de Viña; mientras el resto de la Nueva Mayoría busca simpatías con el Frente Amplio, el alcalde le dedica fuertes epítetos. Aunque Jadue es un fenómeno con particularidades propias, como él mismo señala de manera repetida, no hace nada que se distancie de la línea de su partido.

¿A qué se debe esta decisión del PC de diferenciarse al final del gobierno? Una teoría es el fenómeno de la estampida. El final de los días de Palacio, ha sido errático, y el sueño de un retiro ordenado, entre aplausos y con alzas sostenidas en las encuestas se ha visto opacado por las antorchas de la operación Huracán. El PC tiene que sobrevivir en la oposición, renovar su marca y aparecer ligado a un gobierno así no es buen negocio. Pero esto que puede ser aplicable a otros partidos no funciona con los comunistas, a quienes nada atrae más que las epopeyas.

Otra teoría, más probable, es que el PC se da cuenta que necesita revitalizar su estilo, pues en la futura Nueva Mayoría no tendrá mucho que hacer. Por ello sus acciones políticas de los últimos días tienen como objetivo recuperar aquello de partido combativo que lo llevó a ser un líder de la calle en el gobierno anterior de Piñera.

Hoy ese legado se ve deslucido. El Frente Amplio más que los duplicó en la elección de parlamentarios y en los movimientos sociales el PC no tiene mucho que hacer. Aunque el movimiento estudiantil no es el de antaño, lo manejan fuerzas más vinculadas al FA. En el movimiento sindical, la escisión que tendrá la CUT golpeará principalmente a la actual directiva, vinculada al PC. Para recuperar dicha mística callejera se requiere ser más duro, y sin duda el apoyo a la dictadura en Venezuela es parte de ese camino.

Si se revisa con cuidado la declaración del PC de apoyo a Maduro se lee mucho de la época de la Guerra Fría, esa de consignas para volver a estar en la calle y recuperar su identidad. También en las bravatas de Jadue contra el Frente Amplio y el alcalde Durán se respira mucho de ese viejo antiizquierdismo que tenían los comunistas de antaño, donde solo ellos representaban al pueblo y los otros partidos eran o infantilismo de izquierda, o entreguismo burgués. Una futura política de alianzas con lo que queda de la DC y el progresismo será un asunto completamente secundario en esta estrategia de fortalecer su identidad.

Más que mal, como dice sabiamente el Ministro Barraza en la entrevista a La Tercera, "el énfasis que tenemos que tener, ciertamente, es tener una sólida presencia en el movimiento social".

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