Pensiones en marcha

PENSIONES
COMISION DE TRABAJO DE LA CAMARA DE DIPUTADOS, COMIENZA A VOTAR SISTEMA DE PENSIONES. EN LA FOTOGRAFIA, EL MINISTRO DEL TRABAJO, NICOLAS MONCKEBERG FOTO: DEDVI MISSENE


La aprobación de la reforma del sistema de pensiones puede ser el primer hito verdadero que le entregue sentido a la frase Chile en Marcha que ocupa el gobierno como relato. En un cambio de criterio, en vez de machacar comunicacionalmente a la oposición y llamarlos antipatriotas, el gobierno decidió sentarse en serio a negociar con buenos resultados. Si logra sostener el acuerdo en el Senado, sería el primer hecho concreto en materia económica que La Moneda puede mostrar.

Hasta ahora Piñera ha navegado por la parte baja de las encuestas por la sencilla razón de que prometió prosperidad y ha entregado mediocridad. Las personas no eligieron al actual Mandatario por razones emotivas, sino concretas y prácticas. Parecía, por su experiencia financiera, la persona indicada para mejorar la productividad del país, aumentar las pensiones, bajar el desempleo, mejorar los barrios y hacer una vida mejor.

El largo tiempo que ha transcurrido donde el gobierno ha sacado poca cosa en limpio y ha abusado de las contiendas comunicacionales, como hizo ver el exministro José Ramón Valente, hizo creer a muchos que Piñera dedicaba demasiado tiempo y esfuerzo a favorecer a los suyos. La semana pasada, alguien sabio logró bajar al Presidente del avión donde iba a un viaje privado y dejarlo en el país evitando una crisis. Si, además, el Presidente puede mostrar que la reforma previsional cambia las cosas y mejora las pensiones de la clase media, puede ser la semana del momentum necesario para despegar en popularidad.

La industria de las AFP es la gran perdedora del momento. Ahora lee correctamente el riesgo del acuerdo que construyó el gobierno, pero no fue siempre así. Cuando salieron miles a la calle en aquella protesta de no más AFP, nadie vio la avalancha. En el momento, ante el silencio del gremio, que salió desde las sombras del creador del sistema a tratar de defenderlo y lo dejó en ridículo, no se vieron los efectos que podría tener. Tampoco se reaccionó ante la señal que implicaba la exagerada reacción en redes sociales por las imágenes de la fiesta privada de una empresa. El gremio, pese a que el agua se estaba calentando peligrosamente, se quedó en la defensa corporativa de los viejos manuales de relaciones públicas. El presidente de la asociación de AFP de entonces, pese a sacarse su segundo apellido vinoso para parecer de clase media, no comprendió nunca lo que les dolía a las personas de trabajo tener pensiones bajas versus la promesa de los inicios del sistema privado.

Dicho en simple, la reforma implica que el 10% de las cotizaciones seguirá siendo administrado por las actuales AFP, y el 4% adicional, por un organismo público. Bajo esa lógica, en pocos años más, alguien podría hacer preguntas muy peligrosas. ¿Si es un 10% de las AFP y un 4% de un sistema estatal, por qué no puede ser un 9% o un 5%? ¿Por qué no se podría permitir a los afiliados decidir salirse del sistema privado e ir al estatal? El inicio del fin de la industria huele demasiado cerca.

Para la oposición más cercana al gobierno anterior, el acuerdo los saca de la modorra y por ello varios han iniciado el festival de los codazos para salir en la foto como el articulador. En esta, el Frente Amplio se quedó debajo de la mesa. Aquella frase de Pepe Mujica cuando decía que en la izquierda vivían pidiendo todo o nada, y se quedan finalmente sin nada, refleja perfectamente lo que ha ocurrido con ese sector en esta reforma clave en la opinión pública.

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