SEÑOR DIRECTOR
Nuestro actual sistema de pensiones adolece de varios males. El principal es, sin duda, los bajos montos que entrega mes a mes a los pensionados. Pero hay otro, de carácter político, que tiende a olvidarse, y que es fundamental para cualquier sistema o institución que aspire a ser estable en el tiempo: la legitimidad.
Es innegable que hoy, por buenas o malas razones, las AFP han sufrido una deslegitimación social sin precedentes, siendo el blanco de movimientos ciudadanos, representantes políticos y agendas legislativas. Esto sin duda es grave y pone una pregunta fundamental por delante: ¿cómo recuperamos la confianza en nuestro actual sistema de pensiones?
Un camino posible son mayores mecanismos de solidaridad. El fortalecimiento del pilar solidario en complemento a la capitalización individual, o la administración del 6% de cotización adicional por parte de una nueva entidad pública que buscará redistribuir un porcentaje de los fondos hacia los pensionados más vulnerables, son alternativas que avanzan en la dirección correcta. La noción de corresponsabilidad, donde el bienestar de los adultos mayores es tarea de todos, puede relegitimar un sistema que, hoy por hoy, no da para más.
Sebastián Boegel
Director de Desarrollo IdeaPaís
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