Percepción y apoyo al gobierno

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La caída en la aprobación del gobierno suscitada en los últimos meses no tiene una explicación única. Las encuestas reflejan fotografías del momento que permiten ir identificando situaciones que para la población marcan hitos relevantes, los que se identifican con el camino que seguirá dicho gobierno.

Por una parte, la opinión que la gente expresa respecto de algo está cruzada por su conocimiento del tema; y por otra, respecto de las expectativas que sobre dicho asunto se ha formado.

Lo relevante de los estudios es que permiten saber lo que piensa la gente y sus diversas motivaciones, antecedentes que contribuyen para elaborar una estrategia política. Ya que para gobernar se necesita entender a los individuos y diseñar un mensaje que empatice con ellos.

Como hemos dicho, es extraño identificar un factor que determine alzas o caídas significativas de aprobación, lo que nos lleva a concluir que las trayectorias de aprobación están más bien marcadas por una interdependencia de elementos políticos, económicos y sociales, que en la medida que se conjugan son percibidos por la gente para realizar su propia evaluación.

Por tanto, para adelantar una respuesta podemos señalar que estamos frente a la normalización de la aprobación al gobierno, que venía de niveles altos de apoyo, producto de la comparación con el gobierno saliente, que concluyó con un nivel de rechazo sumamente elevado. Era el fin de un ciclo que trajo mucho estrés en la población, y que se manifestó hasta el último momento de la elección, siendo el triunfo del Presidente Piñera una suerte de alivio en lo político y lo social.

También se ha planteado que es la economía la que ha hecho bajar el apoyo -en parte verdad-, pero no puede ser el único factor que lo explica, dado que la confianza en varios indicadores también vuelve a normalizarse, luego de un salto significativo post electoral y durante el primer mes. Aquí las expectativas juegan un rol relevante y noticas como el cierre de empresas y la mantención del desempleo, aun cuando su calidad cambia positivamente, solo contribuyen a entender que este no será un camino fácil de retorno a las mejoras planteadas en campaña.

En cuanto a lo social, las diversas demandas dan cuenta de un reordenamiento de prioridades, y si bien persiste la búsqueda de derechos sociales, éstos más bien se orientan a equipararlos entre diversos sectores que se mantienen menoscabados. Tal es el caso de las demandas por derechos femeninos, la dignidad de personas, servicios como el Sename, requerimientos de pueblos originarios o la instalación del proceso de integración social como variante de la política de gobierno.

Las encuestas nos muestran una realidad en base a la percepción que tiene la población, que debemos ser capaces de entender para diseñar respuestas desde la institucionalidad política, conscientes de que es multifactorial y en la medida que se avanza como sociedad será más compleja de resolver.

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