Perplejidad

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Chilean army soldiers are pictured in a war tank during clashes against protesters in Santiago, on October 19, 2019. Chile's president declared a state of emergency in Santiago Friday night and gave the military responsibility for security after a day ...


No se muy bien qué decir y, si lo supiera, probablemente no podría resumirlo en una columna. Como muchos, estoy sorprendido, triste y desesperanzado. Quizás solo me atrevo a afirmar que lo de estos días no fue una acción planificada, ni tampoco el solo aprovechamiento de ciertos grupos antisistema para cometer actos violentos. Existió de eso, pero hubo más de personas angustiadas, cansadas y desesperadas.

Lo que vimos fue una reacción contra la exclusión y la indiferencia. Lo que finalmente estalló fue la rabia contra el abuso de poder, especialmente de una élite, de toda ella y no solo política. Aun así, solo puedo asumir cierta perplejidad.

Perplejidad por el nivel de violencia y, especialmente, por el Metro cómo símbolo de esta furia. Ese Metro que quizás es el espacio público donde mejor se simboliza la integración social; donde no hay carros de primera o de segunda; ese Metro donde por un instante somos todos iguales, ya que acomodados o vulnerables transpiran y se aprietan de la misma forma; ese Metro que es de todos, pero especialmente de aquellos que más lo necesitan. Lo que aquí se vandalizó fue el modo de vida que hemos construido.

Perplejidad por el comportamiento de quienes somos parte de una élite -no solo política, sino también económica, social y comunicacional-, que rápidamente y de forma binaria tomamos partido entre la sensibilidad explicativa, condescendiente con la violencia y el atropello a los demás; o quienes frivolizan las causas y consecuencias del problema, al punto de suponer que estamos en presencia de unos ociosos mal educados que se dejaron llevar por la masa y el lumpen.

Especial vergüenza dan los dirigentes políticos, quienes -antes, durante o después- ilusamente creen que podrán utilizar estos acontecimientos para favorecer sus respectivas posiciones. Que lo sepan los líderes de izquierda y derecha, sean del Frente Amplio o del Partido Republicano, pasando por todo lo que exista entremedio: esas personas que salieron el viernes a la calle, sea de manera pacífica o violenta, los quieren escupir a todos sin distinción.

Perplejidad por la ausencia del gobierno y la autoridad durante las horas más críticas. En lo inmediato, una policía ineficaz, confundida y sobrepasada; en un escenario de profunda violencia y miedo de los ciudadanos; miedo que también se traspasó a los manifestantes pacíficos que no pudieron o quisieron enfrentar la locura. Una Intendenta que desapareció cuando más se la necesitaba, y declaraciones erráticas y torpes por parte de quienes requeríamos información y certezas.

Perplejidad, porque no sabemos si esto va a continuar y menos cómo corregir.

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