SEÑOR DIRECTOR:
Las estrategias seguidas por nuestro país desde el retorno a la democracia permitieron que muchas familias superaran la pobreza. Así lo indican los estudios del PNUD y el Banco Mundial, cuyo Índice de Desarrollo Humano había sido calificado como “muy alto”, en mediciones y publicaciones globales, cuyos logros importantes se reflejaron en la reducción de la pobreza, fortalecimiento de nuestras instituciones y en mejoras significativas de las condiciones de vida. Sin embargo, en este tiempo los indicadores cambiaron de manera sustantiva, ya que el Banco Mundial estimó que la tasa de pobreza por ingresos en Chile y sus proyecciones será de 10% en 2022, y que proyectada sería de 10,5% para el 2023.
En este sentido, en la discusión del proyecto de Presupuestos 2023 cobran sentido los programas del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, ya que son recursos destinados para combatir la pobreza: un caso entre varios es el relativo al programa Desarrollo Comunitario, Familia y Pobreza que, si bien sube un 21,9%, en el detalle de los subprogramas tenemos mermas de recursos significativos.
Ejemplos de lo anterior son el Fosis, que cae 9% en comparación al año 2022, mientras que Innova Fosis-compromiso país cae 2,1 % y el Programa Acción: plan de trabajo familiar y comunitario, retrocede 15%, sumado a la caída de 4,7% que tendrán los recursos para el ingreso ético familiar. Dado lo anterior, y en un contexto como el actual, donde las familias se están viendo afectadas por una mayor pérdida de poder adquisitivo, es prioritario generar programas para superar la pobreza con claros énfasis y apoyados por las organizaciones de la sociedad civil, sin olvidarnos que tenemos una brecha educacional, que en el mediano y largo plazo nos generará un impacto en nuestra cohesión social.
Marta Canto Castro
Administradora Pública
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