¿Populismo respetable?

Marcha No mas AFP
Luis Mesina (Centro chaqueta azul) La Coordinadora Nacional de Trabajadores y No + AFP, convocan a la ciudadania a marchar contra el sistema actual de pensiones. Desde Plaza Baquedano (Italia) hasta el frontis del Cerro Santa Lucia FOTO:SEBASTIAN BROGCA/AGENCIAUNO


Algunas personas creen que medidas populistas del pasado han tomado un cierto grado de respetabilidad. Un clásico en Chile son las leyes que impulsó el Presidente Arturo Alessandri respecto de seguridad social. La verdad es que se promulgaron al compás del "ruido de sables". Su pedigrí democrático fue dudoso. Y el sistema de seguridad social "de reparto", a poco andar, estaba sobrepasado, era carísimo -25% era el descuentito- y se prestaba a escándalos como las jubilaciones "perseguidoras" (subían al ritmo de lo que la persona jubilada habría percibido si ascendía), hicieron masivos préstamos a tasas nominales muy bajas, en un país con inflaciones que en promedio eran del orden del 25% al año.

También -en el mismo espíritu- se crearon empresas que terminaron siendo una carga insoportable para el Estado chileno. Empresas como CAP, Endesa, SQM, entre otras, que ahora aportan a la billetera estatal, antes eran solo abismos que el estado financiaba con emisión monetaria pura y dura. Aún hay gente que le gustaría devolver esas empresas al Estado y volver a un sistema de jubilación de reparto.

El elogio al populismo, evoca el Elogio de la locura (Encomium Moriae), que escribió Erasmo a principios del siglo XVI, donde se mofaba de la corrupción y del populismo religioso de aquella época, que vendía la salvación eterna, por un cuarto de florín.

El populismo del siglo XXI ha colonizado buena parte de Latinoamérica. Sus argumentos son los que tan bien se describen en "El manual del perfecto idiota latinoamericano", que culpa al imperialismo, a la desigualdad, y a los empresarios, de todos los males que se autoinfieren.

Los dos países más ricos del continente: Venezuela y Argentina, arrasados por populismos viejos y nuevos. El caso argentino es patético. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX estaba entre los "top ten" en ingreso per cápita. Defendió su sitial -perdiendo algunos lugares del ranking-, pero en los años 50 llega Perón, y de ahí en adelante se fue cuesta abajo en la rodada. Echaron a Perón, pero quienes siguieron fueron populistas radicales, populistas militares (la guerra de las Malvinas fue un hito del populismo) y, después, populistas justicialistas. Como decía el gran Borges: "No son buenos, ni son malos, son incorregibles". Cómo será que el club Gimnasia y Esgrima acaba de contratar "al Diego" como su DT, a pesar de su estado físico y mental lamentable.

Y no nos descuidemos. En Chile el populismo empieza a mostrar la hilacha. La jornada de 35 horas efectivas. Grupos de interés que proponen desvaríos, como No + AFP, animalistas que incendian las medialunas, y una serie de insensateces, que a veces por venir de jóvenes inexpertos, puedan ser soportadas. Pero que suenan dulces para la gente: menos horas al mismo sueldo. Arriendos baratos. Y la estatización del agua, la electricidad, las Isapres y las AFP. Todas promesas vacías que, de hacerse realidad, nos llevarían por ese amable camino que la República Argentina lleva transitando desde hace casi 70 años. Y más encima a alguno se le ocurre pintar un elogio al populismo.

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