Por quién doblan las campanas



Por Álvaro Ortúzar, abogado

Nuestro país sufre los efectos de la pandemia y la recesión económica. Percibe que en las instituciones existe olor a moribundo. Entre ellos, hay a los menos tres. En primer lugar, el gobierno y la ausencia de eficacia y autoridad para resolver los problemas acuciantes de las personas. Las medidas propuestas, en lugar de concitar aprobación, han desencadenado frustraciones. 

En seguida, el Parlamento se alista a aprobar un retiro de pensiones sin aquilatar técnicamente sus efectos en los afiliados, y, lo más grave, sin proponer un sistema alternativo que dé solución a las personas de bajas pensiones de jubilación. A esto le siguen las propias AFP, a cuya administración millones de chilenos le han confiado sus ahorros y que tampoco han contribuido con soluciones concretas en consideración a ellos. 

Nadie ha puesto sobre la mesa el hecho de que al efectuarse el retiro del 10% del ahorro, dichas organizaciones se verán beneficiadas por un menor encaje y por una disminución del monto de los ahorros que deben administrar, y, por consiguiente, del costo asociado. Se traslada insólitamente a los pensionados la carga de definir el destino de sus retiros sin adecuada asesoría ni responsabilidad para nadie. 

Debe remarcarse que el Estado ha fallado en ofrecer como única solución más endeudamiento para evitar el retiro de los fondos. Esto, a la mayoría, ya endeudada en varias veces sus ingresos y ahora mermados por efectos de los despidos o suspensión de contratos de empleo, le parece intolerable. El hecho de que se haya ofrecido que se condonarán las deudas si el obligado no paga, solo implica desconfianza y temor, pues la deuda existirá y el afectado verá disminuida su capacidad para ser sujeto de crédito.

No se sabe aún si el retiro de los fondos sin pago de impuestos se establecerá para ciertas personas o será universal. Si los beneficiados son algunos, se incurrirá en una discriminación arbitraria en materia económica. Si, en cambio, el beneficio es para todos, aquellos con mayores ingresos retirarán sus ahorros sin pago de impuestos y en perjuicio fiscal.

Entonces, la debilidad y ausencia de autoridad, sumada a la falta de claridad del Parlamento sobre un sistema alternativo de pensiones, solo acarrea dudas e incertidumbre sobre el futuro. También es preocupante que se cree un conflicto entre pensionados de mayores necesidades con otras personas que eligieron sistemas de ahorro distintos a las AFP, sea en la inversión en sociedades anónimas abiertas o en renta fija, también necesitados. Éstos, por confiar en las reglas del juego, no podrán retirar sin pagar impuestos, aunque haya sido su forma de ahorrar para la vejez.

Hay olor a moribundos. John Donne escribió un poema que dice: “nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti”.

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