Primer año del gobierno: déficit de relato y control de la agenda

El predominio de lo táctico por sobre lo estratégico, parece estar imponiéndose en la gestión de gobierno de la actual administración del Presidente Piñera. La Moneda parece ir dejando atrás la apuesta por un proyecto de gobierno que se articulaba sobre los cinco acuerdos nacionales con que inauguró su mandato hace 12 meses.

En efecto, la acción política del Gobierno parece estar signada por lo táctico con un claro foco en la formación de la agenda. Varias de las últimas iniciativas impulsadas por el Ejecutivo, más que alinearse a los llamados "acuerdos nacionales", lo que buscan es cambiar el foco de la agenda centrada en los últimos meses especialmente a partir de la crisis política desatada por el caso Catrillanca. El polémico proyecto "Admisión Justa" resulta funcional a este objetivo, tal como lo fue en su momento el proyecto "Aula Segura". Lo que se observa es que al Gobierno no le interesa el proyecto en sí mismo, sino la discusión que se instala en términos de clima de opinión. La Moneda, está desplegando todos sus recursos comunicacionales para montar una ofensiva comunicacional que desvíe la atención sobre aquello que le incomoda, sin preocupación por el mediano y largo plazo. El diseño, en lo táctico, busca la administración de eventos, aislándolos individualmente. El foco de la acción política de La Moneda se desarrolla principalmente en el espacio del corto plazo. La ausencia de relato intenta suplirse desde el manejo de la agenda. El Ejecutivo ha buscado, a través el uso de herramientas de escucha inteligente (en redes sociales) y monitoreo de opinión pública, diagnosticar y conectar con la demanda de coyuntura para instalar, desde ahí, una oferta política. Lo que se busca es el control de la agenda.

Lo anterior, es también el resultado de una gobernabilidad compleja del sistema. Si bien el actual gobierno del Presidente Piñera no cuenta con mayoría política para su agenda legislativa, la ausencia de una oposición que capitalice esa ventaja relativa le ha permitido sortear el intento opositor de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio de parlamentarizar la acción política durante el primer año de administración piñerista.

La oposición de José Antonio Kast, a la derecha del Gobierno, hace del actual un escenario aún más complejo para La Moneda. No es solo el problema de lidiar con una mayoría en el Parlamento, que producto de sus propias dificultades parece neutralizada, sino que también con la erosión de su base de apoyo electoral por la derecha. Desde fines del año pasado comenzamos a observar una clara estrategia de J.A. Kast y su entorno dirigido a dos objetivos: construir liderazgo y disputar la hegemonía de la derecha. Su foco está en el votante del sector, que en un contexto de voto voluntario se convierte en un bolsón electoral clave para ganar la nominación en una primaria del sector o para buscar directamente estar en la papeleta presidencial.

En un contexto de continuidad de varias de las tendencias antes descritas y de su último año sin elecciones, la actual administración Piñera deberá impulsar un conjunto de reformas y cambios de política pública con los cuales se ha comprometido. Para esto no cuenta con mayorías políticas ni sociales. La viabilidad de estos cambios queda así fuertemente signada por la incertidumbre. A su favor, cuenta con un desorden y falta de claridad estratégica opositora que le podría permitir a este sector no capitalizar los desaciertos del Gobierno. La pregunta que surge, entonces, es quién capitalizará el descontento por la falta de resultados. Hay que recordar que al final del día, "resultados" es la palabra que encumbra o hunde a un gobierno. Este será el mayor desafío para el segundo año de la actual administración Piñera.