Productividad y crecimiento



La Comisión Nacional de Productividad publicó las estadísticas oficiales sobre la productividad total de factores (PTF) para el año 2018. Es destacable que, luego de cuatro años de caídas consecutivas, la PTF creció 1,3%, su mejor desempeño desde 2011. La PTF -y principalmente las razones que están detrás de sus auges o caídas- siempre ha sido motivo de profundas discusiones académicas, porque la metodología que se utiliza en su cálculo, en la práctica, revela lo que no se alcanza a explicar del crecimiento económico con la sola acumulación (con múltiples ajustes) del capital y del trabajo. Como los ajustes que se efectúan en estas variables son imperfectos, la PTF puede contaminarse con parte del ciclo al que están sujetos los factores productivos.

Más allá de esta razonable discusión técnica, períodos largos de incrementos en la productividad -como sucedió a comienzos de los noventa- o extensas caídas -como ocurrió en el cuatrienio pasado- son reflejo de cambios disruptivos, virtuosos o involutivos, en la capacidad productiva del país.

Para apuntalar la productividad suele invocarse la necesidad de mejorar la innovación en las empresas o aumentar la inversión en I+D; siendo ello relevante, urge por sobre todo poner a la educación como eje estructurante para aumentar los niveles de productividad de la economía.

Por ello es lamentable que la discusión reciente en materia educacional haya estado centrada en cuestiones de segundo orden -propiedad del establecimiento, lucro, prohibición del copago- abandonándose la reflexión de fondo asociada a la calidad de la formación prescolar, escolar y universitaria.

Por su parte, el modelo de capacitación chileno es reconocido transversalmente como incapaz de entregar herramientas útiles y, pese a este consolidado diagnóstico, su reestructuración sigue postergada.

Igualmente perjudicial es la inflexibilidad del mercado laboral, que dificulta la adaptación de las empresas a los cambios profundos que requiere la economía moderna.

Si se pretende que la productividad contribuya a un mayor crecimiento en forma permanente, es indispensable abordar éstas y otras reformas que dinamicen la eficiencia en el sector privado.

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