Profecías autocumplidas

piñeras


Ayer se produjo el segundo cambio de gabinete del Presidente Sebastián Piñera, gatillado esta vez por la baja en la evaluación del desempeño del gobierno. En esta apreciación debe haber jugado un rol importante la caída en las posibilidades de crecimiento económico, que para 2019 fluctúan ahora, de acuerdo a los expertos de la plaza, entre 2,5 y 3,5 por ciento. A mayor lapso Chile puede más, pero eso requerirá un cambio de expectativas y la adopción de medidas que lo sustenten.

En el mediano plazo, el crecimiento de un país chico como Chile, inserto en una economía globalizada -como cabe esperar exista- dependerá de la calidad de sus políticas económicas. Un país con hambre de crecimiento -como lo tuvo Chile entre mediados de los 1980 y de los 1990- adoptará las reglas del juego pertinentes y convergerá rápidamente a los niveles de PIB por persona de los países desarrollados.

Chile ha estado creciendo menos que lo posible, a pesar de que tenemos un sistema económico que, en sus líneas generales, ha probado ser el adecuado para el pleno desarrollo. Sin embargo, en las últimas dos décadas hemos reducido los incentivos para la inversión, generado una incertidumbre institucional muy dañina, y descuidado la implementación de reformas que generen nuevas oportunidades de inversión. Este último punto -gran motor de crecimiento en Chile en el pasado- es crucial, dado que la inversión está unida a la innovación tecnológica y a las ganancias de productividad.

Pues bien, el actual gobierno ató comunicacionalmente en demasía la aprobación de ciertos proyectos emblemáticos -entre ellos la reforma tributaria y aquella laboral- a mayores tasas de crecimiento económico. Cuando se hizo evidente que estas reformas no serían aprobadas de forma tal de lograr sus objetivos, las expectativas de crecimiento se redujeron muy significativamente y junto con ello, la tasa de expansión de la inversión.

No obstante, Chile tiene en el corto plazo el potencial de crecer entre tres y cuatro por ciento, es decir a una tasa mayor que la del mundo. El Banco Central está aplicando una política monetaria expansiva, que no producirá resultados inmediatos, pero -si logra adecuar expectativas- muy luego lo hará.

A mediano plazo, las medidas que el Ministerio de Economía está impulsando en materia de productividad y emprendimiento son positivas y pueden contribuir a acercar el crecimiento al cuatro por ciento. No obstante, si se desea superar esa meta, al gobierno casi no le queda otra alternativa que abocarse de lleno a eliminar las restricciones normativas que impiden que se realicen grandes inversiones en sectores de infraestructura, hoy subdesarrollados. Una acción decidida en esa dirección puede adecuar las expectativas de crecimiento y evitar que las actuales se autocumplan.

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