Pueblo chico

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Vecinos del sector del Parque Forestal llegaron protestar a las inmediaciones donde se desarrollara la carrera de la Fórmula E, que se realizara este sábado 2 de febrero en las calles de la capital. Foto: Agenciauno


Nos encanta pensar que somos los mejores. Gozamos cuando los ranking colocan a Santiago como uno de los destinos favoritos del mundo. Sí, somos globales, modernos, la llevamos todo el día. La llevamos tanto que incluso nos eligieron para ser sede de una de las fechas de la Fórmula E, con todo el glamour que ello significa. Nueva York, Berlín, Londres, Montecarlo, París, Hong Kong, son algunas de las ciudades que han sido sede y hay más de 100 postulando. Pero ganó Santiago. Obvio, somos los mejores.

Hasta que nos colocaron en nuestro lugar: "Chile es el país más difícil que he estado en mi vida", dijo el organizador de la Fórmula E, Alberto Longo, quien ya agotado de tanta crítica y cosa chica, golpeó la mesa: "Si no nos quieren, nos vamos. No pasa nada. Cerramos el quiosco y nos vamos". En pocas palabras, no la llevamos tanto como nos gusta pensar.

Es cierto que organizar este tipo de ventos conlleva ciertos costos e incovenientes. Claro, algunos se escandalizan porque el gobierno aportó dos millones de dólares, cuando en este país se gasta mucho más en toda serie de cosas que sirven para poco o nada. También es cierto que la preparación del circuito ha significado cortes de calles y grandes tacos, pero todo ello sucede porque las calles de Santiago son tan malas que hubo que pavimentarlas de nuevo. O sea, de gran urbe, nada, por mucho que los rankings digan otra cosa.

Al final, la verdad es que nos creemos más de lo que somos. Al momento de hacer las cosas, más parecemos un pueblo chico, de mirada corta, lleno de intrigas. No hemos estado a la altura y aunque la carrera de hoy termine siendo un éxito, dejamos una probre impresión. Por eso, es probable que ésta sea la primera y única vez que tengamos la oportunidad de ver a la Fórmula E por estos lados.

Sería una lástima. Porque este tipo de eventos no solo atraen mucha gente, sino que son los que colocan a Chile en el mapa. Por otra parte, la Fórmula E no es cualquier competencia. Concebida con la intención de ser un laboratorio para el desarrollo y promoción de los autos eléctricos, es muy de vanguardia participar de ella. Por eso hay tantas celebridades vinculadas al evento.

Pero, los chilenos tenemos una capacidad infinita para desechar este tipo de cosas. Ya lo hicimos con el Dakar, donde no dudamos un minuto en impedir su paso por Chile, porque los autos dañaban el desierto. Y claro, a los organizadores les importó poco o nada. Ayer, le preguntaron al presidente de la FIA, Jean Todt, si el rally podría volver a Chile. Su respuesta fue tajante: disculpe, pero para mí el Dakar es en África. O sea, no.

Nadie duda que Santiago es hoy una ciudad mucho más interesante que antes. Pero es solo una más entre miles. Y si más encima actuamos con la mirada chata y haciéndonos los lindos, entonces seguiremos siendo un pueblo chico. Un punto en el planeta que pocos reconocen.

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