El puñete de la encuesta CEP

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Hace bastante tiempo, el sistema político tornó de uno presidencial (diseñado en las constituciones del 25 y 81) a otro semipresidencial -de facto-, donde la mayoría de la oposición hizo letra muerta la Constitución, erigiéndose en patrocinadores de leyes que la Constitución les prohíbe. Nada del programa presidencial elegido por una mayoría contundente pasaba "sin bailarle primero" a la oposición. Después del 18/O, el tema giró a un esquema parlamentario puro y duro, con los legisladores actuando como oposición a un "súper Presidente", y éste tratando de gobernar "a la antigua". El resultado, un desastre: la oposición más dura pidiendo la renuncia de Piñera y el Presidente tratando de imponer una agenda como si tuviera la capacidad de llevarla a cabo.

Y llega la CEP. La "madre de todas las encuestas" (CEP) habló fuerte y claro. Y no se salvó nadie. Ni el gobierno, el Poder Judicial, el Parlamento, la oposición, Carabineros, la Iglesia, ni las FF.AA. Otro terremoto grado 10 para la clase política; sin hacer distingos ni siquiera sutiles. Chile en forma mayoritaria condena el actuar de sus instituciones y de los políticos. Uno habría esperado humildad por tan terrible resultado. Pero en vez de los acuerdos que pide la gente, nos llenamos de interpelaciones sin sentido.

Chile tuvo un régimen parlamentario entre 1891 y 1925. Con actuaciones del Parlamento y de los jefes de Estado lamentables, y el país a la deriva. Corrupción desatada por parte de ministros y parlamentarios. Hasta que se produjo una explosión. En los primeros días de septiembre de 1924, mientras el Senado discutía su dieta, un grupo de 55 oficiales en las galerías protestan con ruidos de sables. Los honorables de oposición se alegran, los de gobierno se inquietan y piden castigo para los oficiales. Al día siguiente, durante la votación de la dieta aparecen no 50, sino más de 100 oficiales que reclaman golpeando sus sables. Los honorables mandan desalojarlos.

Y a partir de ese día, ese movimiento espontaneo empieza a desplazar al Poder Ejecutivo, luego al Legislativo, y con el tiempo, al Poder Judicial. Los políticos actuales harían bien en leer la historia de los movimientos de esos años, y de la gestación de la Constitución del 25 entre juntas militares y "congresos termales" culminando con el gobierno autoritario del entonces coronel Carlos Ibáñez del Campo.

Hasta ahora, Carabineros y las FF.AA. siguen obedientes y disciplinados, pero deben mirar con preocupación el estado de las cosas: la violencia desatada, el ataque a los cuarteles, y la destrucción y la burla a los monumentos de sus héroes más preciados. Es cierto que la encuesta CEP muestra poco apego hacia nuestros carabineros y soldados. Pero, ojo, superan con holgura el prestigio del Presidente y sus ministros; a la oposición y a los partidos políticos.

Chile le pide a gritos al mundo político que llegue sin dilación a acuerdos. En particular, de los temas que más les preocupan: pensiones, salud pública, educación y seguridad. La nueva Constitución solo aparece número 11 en el ranking. El puñete a la clase política de "la madre de las encuestas" debiera hacerlos reaccionar, sin dudas, sin distinciones de tipo académico. Si no lo hacen, nada bueno vendrá, y la historia así nos lo enseña.

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