SEÑOR DIRECTOR:
Una profunda impresión me generó el video de un partido político celebrando el aniversario del Golpe de Estado que dio inicio a la dictadura del general Pinochet y sus aliados civiles. Pero en esta oportunidad no quiero referirme a los más de mil detenidos desaparecidos, ni a los más de dos mil ejecutados políticos, tampoco a las más de 30 mil víctimas de tortura o a los más de 200 mil exiliados; aunque mi solidaridad esté siempre con ellos y sus familias.
Hoy quiero apuntar al valor de la democracia. Porque ese partido parece ignorar que es la democracia, cuyo quiebre celebran, la que les permite hoy su participación en el debate público; y son los derechos humanos, violados sistemáticamente por la dictadura, los que lo sustentan. En primer lugar, la libertad de expresión, que fue violentamente limitada por la Junta Militar: el Bando N°1 ordenó cerrar periódicos, radios y canales de televisión el mismo 11 de septiembre de 1973; y cuatro años más tarde, el Bando N°107 estableció que la Junta tenía la facultad de censurar cualquier contenido que considerara contrario a los principios del régimen. En segundo lugar, la libertad de asociación: no deja de resultar paradójico que un partido político celebre la dictadura que proscribió, desde el primer momento, la existencia de los mismos; que eliminó el debate democrático a través del cierre del Congreso; que intervino universidades y la libertad de cátedra; que persiguió opositores.
Entonces me pregunto: ¿qué celebra ese partido político, cuya existencia, participación en el debate público, libertad de expresión y seguridad en su ejercicio se lo deben completamente a la democracia que ese 11 de septiembre el Golpe interrumpió?
Consuelo Contreras Largo
Directora Instituto Nacional de Derechos Humanos
