Realidad versus opinión

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Foto: Mario Téllez


En nuestro país se confunden las ideas con las opiniones, y se confunden los datos con los deseos. Esto lo hemos visto en el debate nacional, en los meses que han pasado con el nuevo gobierno.

La oposición hizo una andanada comunicacional, yo diría grosera, a raíz del Imacec de septiembre, que fue 2,3%, y salió a decir voz en cuello que la economía se venía a la baja, que los tiempos mejores eran una farsa. Daba la impresión que estaban felices, y extrapolaban de una sola observación tendencias que no existen. Se atrevieron a cuestionar las cifras del empleo, sin detenerse un instante a estudiar los temas. Hasta el INE falseó datos. Los operadores políticos son una realidad.

Esta semana, el Banco Central entregó el Imacec de octubre, que fue un 4,2%, y básicamente quedó sancionado el crecimiento del año 2018, que será del orden de 4%, quizás hasta 4,2%. Esto es, en términos gruesos, tres veces lo que logró crecer la Nueva Mayoría, y por ello resulta asombrosa la crítica de la oposición. Recordemos que el país quedó severamente dañado por el gobierno de Bachelet. Reventó las finanzas públicas, dejando un déficit que tomará muchos años revertir; hizo una reforma tributaria simplemente desastrosa, otra reforma sindical añeja, una reforma financiera en educación muy mal estudiada, que hoy genera problemas serios a los adscritos a la gratuidad.

La deuda pública creció en forma desmedida y no para inversión, sino para pagar gastos corrientes. En ese mismo terreno, la inversión cayó año tras año con Bachelet, y lo mismo la productividad. Recordemos la paradoja que el año 2016 fue denominado el "año de la productividad", y por cierto siguió cayendo. Adicionalmente, dejó un Congreso caótico, con muchos parlamentarios designados por sus partidos, con menos del 3% de los votos, y totalmente fragmentado, lo que en un régimen presidencial es muy malo. Es decir, otra reforma mal hecha.

Con esa herencia es que resulta tan absurdo que se atrevan a criticar a un gobierno que crecerá nuevamente más que el promedio mundial, en que la inversión crece de manera dinámica, que se generan casi 200 mil empleos por año y de calidad, y en que suben las remuneraciones y la productividad, aún de manera tímida. Sólo como ejemplo, la producción manufacturera creció en 9,1% en 12 meses, su mejor desempeño para un octubre desde 1992.

En menos de un año, hay otros avances, como el nuevo plan nacional contra el cáncer, el Hospital Digital, la reducción de listas de espera, el Aula Segura, el avance en la regularización del enorme problema migratorio que se generó en el gobierno anterior, la mejora de la asignación a centros de apoyo al Sename. Vienen proyectos para las pensiones, las Isapres, la reparación de los errores en el tema tributario, para el Sename, plan de desarrollo de La Araucanía, nuevas líneas del Metro, nuevas concesiones paralizadas en el gobierno anterior, sala cuna universal, la red de clase media protegida, aumento de gratuidad al 70% de las entidades técnicas, Consejo Fiscal autónomo para resguardar las cuentas fiscales, la agenda mujer, la agenda digital y tantos otros.

Por cierto hay problemas y muchos son muy difíciles. Lo curioso es que la actual oposición, desde la democracia, ha estado 24 años en el poder y critica ahora por problemas que ellos mismos generaron o no supieron resolver, y para los cuales no tienen propuestas reales. Peor, hay algunos termocéfalos que aún culpan a la dictadura de los problemas nacionales, sin asumir sus propias responsabilidades. Han negado la sal y el agua a este gobierno por razones ideológicas extremas, sin entender que vamos todos en el mismo barco. El camino de los acuerdos llega más lejos.

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