¿Recuperamos la confianza?
SEÑOR DIRECTOR:
El caso Hermosilla ha sido una verdadera caja de Pandora. Cada día hay nuevas noticias de casos de corrupción, socavando uno de los pilares fundamentales de cualquier democracia: la confianza en las instituciones. La justicia y la política, esenciales para la cohesión social y el correcto funcionamiento del Estado de Derecho, han quedado expuestas a un nivel de degradación que debería alarmarnos profundamente.
Cada nuevo escándalo no solo mancha la reputación de las personas involucradas, sino que también erosiona el ideal de la función política como herramienta para el cambio social. Lo que una vez se entendió como una de las labores más nobles y de mayor trascendencia, hoy parece haberse reducido a un intercambio de intereses y favores, perdiendo su significado más trascendente.
Las confianzas se han roto, y con ellas, la esperanza de un sistema que funcione para todos. ¿Seremos capaces de recuperarlas? La respuesta es incierta, pero lo que sí está claro es que, sin una profunda renovación ética en las instituciones, será muy difícil lograrlo. El desafío es grande, pero indispensable para reconstruir un país que pueda confiar nuevamente en quienes lo gobiernan.
Nicolás Fernández