Relaciones con Bolivia



SEÑOR DIRECTOR

Uno de los principios en que se funda la política exterior de Chile es el de la universalidad, es decir, mantener vinculaciones cercanas con todos los países del orbe, con la condición de que ellas se enmarquen en el respeto mutuo y en los principios universales y regionales vigentes. Lógicamente se debe priorizar las que son de mayor interés para el país y en esa dirección las vecinales.

Últimamente se ha estado conversando la conveniencia de buscar nuevos caminos para relacionarnos con Bolivia, tema por lo demás recurrente, y algunos señalan que ello debe tener como condición elevar las representaciones diplomáticas al rango de “embajador”. Para analizar el cómo efectuar dicho ascenso, debe tenerse presente que el único factor capaz de aglutinar a la opinión pública boliviana ante cualquier crisis interna es el de las relaciones con Chile. Por ello, diferentes jefes de Estado en La Paz han recurrido al expediente de cortar vinculaciones diplomáticas con Santiago como una solución de aunar a los bolivianos ante un hecho sustantivo puntual de su política interna.

De allí que, estando de acuerdo en elevar al rango de embajador nuestras representaciones, sostengo que la iniciativa para ello debe partir del Palacio Quemado y no de La Moneda. No debemos exponernos a aparecer mendigando una vinculación, sabiendo a ciencia cierta que estará en manos de la contraparte terminarlas en cualquier momento como medio de arreglar una diferencia intestina. Si Bolivia lo pide, conforme: “aquí y ahora”, como le dijo el ex Presidente Lagos al ex Presidente Meza.

Demetrio Infante Figueroa

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