SEÑOR DIRECTOR:
Que alegría ver en estas Fiestas Patrias a nuestra hermosa bandera, izada con respeto y sin manchas en diferentes lugares del país; la emoción de escuchar nuestro himno nacional y ver adultos, jóvenes y niños celebrando con alegría y sin destrozos, esta fiesta de unidad, libertad y patriotismo.
Alegría también de ver el desfile de nuestras FF. AA., integradas por jóvenes de distintos lugares y de diferentes espacios de nuestra sociedad, respetadas y aplaudidas por mucha gente. Parece un sueño ver nuestras costumbres y tradiciones nuevamente presentes.
Pareciera que quedó atrás la pesadilla de nuestra bandera fragmentada y ultrajada, nuestro himno nacional silenciado, el intento de imponer ideologías refundacionales o de plurinacionalidad; la creación de ciudadanos de primera, segunda y hasta de tercera categoría y, sobre todo, el tener que convivir día a día con la arrogancia y la extravagancia. Creo que nuestros hijos y nietos, junto con los millones de compatriotas del presente y del futuro, no merecen revivir ni conocer esa pesadilla. De nosotros depende.
Matilde Araya A.
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