Renunciar a comer carne



Dejar de comer carne es ahora el último consejo para salvar el planeta. Un "nuevo e importante estudio" sugiere que una "gran reducción en el consumo de carne" es "esencial" para evitar la degradación del clima", como lo expresa The Guardian.

Esto es consecuencia de las afirmaciones de la Humane Society de que "su dieta podría salvar el planeta" y de la propuesta del Partido Verde alemán de un día nacional vegetariano semanal.

La ciencia muestra que la producción de carne, especialmente de res, emite metano y requiere insumos intensos de CO₂. Pero si profundizamos, estas afirmaciones resultan exageradas.

Casi todos los artículos sobre este tema sugieren que volverse vegetariano podría lograr reducciones de las emisiones de hasta un 50% o más. Pero estas cifras nunca son una reducción de las emisiones totales, solo de las emitidas por los alimentos.

Las dietas vegetarianas también son ligeramente más baratas, y el dinero ahorrado se gasta en bienes y servicios que emiten más CO₂. Un nuevo estudio sueco muestra que una dieta vegetariana es 10% más barata, lo que liberaría alrededor del 2% del presupuesto de una persona.

Ni los paneles solares subsidiados ni las turbinas eólicas cerca de los centros comerciales proporcionan una solución significativa al calentamiento global. La Agencia Internacional de la Energía estima que a nivel mundial obtenemos menos del 1% de nuestras necesidades energéticas de la energía solar y eólica, e incluso en 2040, haciendo todo lo prometido en el Tratado de París, conseguiremos sólo el 3,6%.

Hemos apostado tanto por la premisa equivocada de que el individuo puede tomar medidas contra el cambio climático, que estamos haciendo demasiado poco para reclamar colectivamente la inversión efectiva para abordar el calentamiento global.

La investigación y el desarrollo mundial en materia de energía verde deben incrementarse drásticamente para lograr que las energías alternativas superen a los combustibles fósiles. Algunos de los avances necesarios ni siquiera están en la energía. La dieta podría terminar jugando un papel importante en la lucha contra el calentamiento global, pero solo a través de la tecnología. La carne artificial podría generar hasta 96% menos gases de efecto invernadero que la carne producida convencionalmente, y permitiría a todos, incluso a los más pobres del mundo, comer lo que quieran. A diferencia del llamado al vegetarianismo masivo, es una idea que podría ser realmente transformadora.

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