Rezago escolar

Foto: AgenciaUno (archivo)


SEÑOR DIRECTOR:

Quisiera llamar la atención sobre uno de los efectos más importantes de la pandemia en la educación escolar. Se trata del rezago de los aprendizajes en lenguaje y lectura, especialmente en los primeros años. Una encuesta realizada por la Universidad Católica, Universidad de Chile y Ministerio de Educación a directores de establecimientos educacionales arrojó que un 82% de ellos reconocía que los niveles de lectura y lenguaje de los estudiantes eran peores que en 2019. Algo similar concluyó un reciente estudio de la Universidad de Los Andes, señalando que 9 de cada 10 estudiantes de primero básico no conocían las letras del alfabeto. En mi propia experiencia como formadora de estudiantes de pedagogía y de docentes en ejercicio, en Lenguaje me he encontrado con esta misma noticia: un rezago sorprendente en la lectura y escritura inicial a causa de los dos años de pérdida de clases presenciales por la pandemia. Efectivamente, enseñar estas competencias lingüísticas de manera remota, al parecer, no obtuvo los resultados esperados y tenemos entonces a muchos niños y niñas de primero a cuarto básico que no manejan los elementos básicos de la lectura y escritura, como es la asociación entre sonidos y letras. Sin estas competencias básicas es imposible que lean y, menos aún, que comprendan un texto escrito.

Se trata de una situación de urgencia que puede tener efectos graves para el futuro escolar de estos niños.

Es indispensable que el Ministerio de Educación desarrolle iniciativas especiales de apoyo a los y las docentes y que concurra con recursos adicionales para abordar este grave problema. Una de estas medidas puede ser entregar recursos para ampliar las horas de docentes de educación especial que ayudan en el aula a los docentes de educación básica, o bien extender la excelente iniciativa de contratar a ayudantes de sala en primero y segundo básico; una segunda, trabajar directamente con las familias, dando algunas directrices y ofreciendo los textos escolares y el material didáctico disponible en la web del Ministerio de Educación; por último, involucrar en este desafío a organizaciones y fundaciones que trabajan con las escuelas.

Se trata de apoyar a los y las docentes mediante estrategias que existen (no hay que inventar la rueda), pero con mucho más foco y con nuevos recursos para resolver este urgente problema a la brevedad.

Carmen Sotomayor E.

Directora Instituto de Estudios Avanzados en Educación U. de Chile

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