El ruido de las encuestas

Joaquín Lavín
Foto: Agencia Uno


En una reciente encuesta presidencial (realizada telefónicamente por Cadem, con 710 respuestas después de 4.588 llamados), Lavín registró 9%, B. Sánchez 8%, J.A. Kast y M. Bachelet 5% y varios otros solo 1%. O sea, la mayoría no tiene candidato para una elección que se efectuará dentro de 2 años y 4 meses. Es lógico que sea así. No obstante, las empresas de encuestas y los medios fomentan un clima de competencia electoral que agita las aguas.

Allamand, Ossandón y Chahúan, de RN, ya están en precampaña, e incluso Ossandón presiona para que el partido designe pronto un abanderado oficial. Es insólito. Piñera solo lleva un tercio de su mandato, y la suerte de cualquier postulante oficialista dependerá del balance del gobierno. La ansiedad puede ser hasta contraproducente.

"Me veo entrando a La Moneda", dijo Ximena Rincón, de la DC, con gran desplante. Ella ya perdió una primaria en su partido frente a Claudio Orrego, en 2013, pero su vocación parece intacta. Es probable que surjan otros presidenciables DC, pero lo que importa saber es si ese partido reafirmará una línea de autonomía y será capaz de convertirse en el eje de una plataforma que convoque al ancho segmento de electores que quieren cambios bien pensados y rechazan los populismos de derecha e izquierda.

En el PS abundan los interesados, pero ¿cuán rentable será convertirse en abanderado de un partido cuya credibilidad quedó por los suelos luego de las miserias exhibidas? En el PPD se menciona a Heraldo Muñoz y Lagos Weber, pero ese partido tiene que precisar lo que quiere representar ante la sociedad, y sobre ello surgen muchas dudas cada vez que habla Jaime Quintana.

Se engañarían los dirigentes del Frente Amplio si creyeran que Beatriz Sánchez parte con el 20% obtenido en 2017. Los votos no están congelados. Incluso Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso, reconoció que "La sobrevivencia del FA no está asegurada", lo que revela que la experiencia le ha enseñado que no se salta de las asambleas estudiantiles a la conducción del Estado de un día para otro.

Se entiende que las empresas de encuestas vendan sus productos y que los precandidatos hagan gimnasia, pero sería absurdo que el país entrara en una competencia presidencial extemporánea. Las exigencias de hoy son otras, por ejemplo enfrentar problemas tan serios como los de las bajas pensiones, las carencias del sistema público de salud, los estragos que causa la delincuencia e, inesperadamente, los múltiples efectos de la irrupción de miles de inmigrantes venezolanos. Precisamente por eso, la política debe alejarse de todo ilusionismo, una de cuyas expresiones es la creencia de que cualquier figura con algo de carisma puede gobernar. Para asegurar un rumbo de progreso, Chile necesita mejorar sus instituciones, reforzar la gobernabilidad, sanear los partidos y favorecer los acuerdos amplios. Nada es sencillo.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.