Salud: una crisis que interpela

Ministro-Santelices
Foto: Agencia Uno.


Esta semana, a menos de dos meses de iniciado el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera, se producirá la primera interpelación de uno de sus ministros.

Precisamente, el elegido es uno de los más calificados técnicamente, pero con menos experiencia política.

La razón es conocida por todos: cambió el protocolo de objeción de conciencia que había redactado la administración Bachelet a contrapelo de lo dictaminado por el Tribunal Constitucional, en relación al fallo que consagró la objeción de ideario institucional como un derecho resguardado por la Carta Magna. Esta situación causó especial escándalo al interior de la oposición, tanto así que se acusó al ejecutivo de estar utilizando una verdadera motosierra administrativa para socavar uno de los mayores éxitos legislativos de la gestión de la anterior presidenta: la legalización del aborto. Por esos días, también se conoció el alcance de esta nueva ley en los primeros seis meses desde su aplicación: 111 mujeres habían optado por acogerse a la ley de aborto en sus distintas causales. Sin duda la baja cuantía llamó la atención de más de alguien. En Chile nacen aproximadamente 125.000 niños en un semestre y durante casi todo el Gobierno de la Presidenta Bachelet la principal política de salud discutida en el parlamento fue una ley que involucró, como supimos, a sólo un centenar de embarazos en ese mismo periodo.

En contraste, esta semana La Tercera tituló con la impactante realidad que sufren diariamente más 600 chilenos que deben atenderse en el sistema público y que requieren hospitalizarse con urgencia, pero que no pueden hacerlo porque no existen las camas suficientes en los hospitales. Dentro de ese grupo, hay aproximadamente 120 personas que llevan más de 12 horas esperando a ser ingresados al hospital desde los servicios de urgencia. Se encuentran en camillas o sillas, monitoreados por el personal médico, hasta que puedan ser ubicados en algún lugar.

Esta realidad no indignó lo suficiente a la ex Nueva Mayoría, como para haber pedido explicaciones a la ex Ministra de Salud, Carmen Castillo, por su negligencia o falta de preocupación ante esta grave realidad social. Lamentablemente tampoco escandaliza al Frente Amplio, como para haber solicitado la interpelación al ministro Santelices para que explicara el plan del Ejecutivo para enfrentar esta verdadera crisis sanitaria.

La izquierda decidió priorizar, una vez más, su agenda ideológica por sobre las urgencias sociales de Chile.

Para ellos, el aborto es un tema tan significativo que todos los demás ámbitos en salud -que verdaderamente le importan a las personas- pueden seguir esperando eternamente en la fila para ser abordados y, en el mejor de los casos, algún día quizá serán resueltos por la ineficiente orgánica estatal. No cabe duda que fue en parte gracias a esta desconexión de la actual oposición con la realidad y las prioridades de los chilenos que el entonces candidato presidencial, Sebastián Piñera, logró obtener una victoria histórica en las elecciones de diciembre pasado.

Por esta razón, el Gobierno continúa teniendo las mayores posibilidades de sacar ventaja ante el error de diagnóstico que su contraparte insiste en mantener. Quizás la interpelación al Ministro de Salud sea la primera victoria política de la izquierda, ocupe espacios en las noticias y permita poner un adversario claro a una izquierda que se muestra sin proyecto después de su derrota presidencial. Pero si el ministro Santelices logra poner en práctica el contundente programa de gobierno que preparó en torno a salud, la ciudadanía no tardará en reconocer que la suya podría ser una de las mejores gestiones en una cartera difícil y muy sensible, que afecta directamente a la mayor parte de la población, y ni siquiera recordarán -si es que se enteraron- que fue interpelado alguna vez.

La interpelación es muy importante y tendrá un mensaje político que debemos considerar. Pero el día a día del Ministerio de Salud, orientado en los pacientes como prioridad, así como en los miles de chilenos postergados en las diversas urgencias sociales, representan una realidad tan contundente que el Gobierno debe asignarle un lugar preferente entre sus iniciativas de justicia social. En el futuro, estas podrían dintinguirnos como una sociedad más justa y centrada en las personas.

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