El sentido de un acuerdo tributario



El desarrollo de los países depende de la fortaleza de ciertas instituciones y de la calidad de sus políticas públicas relevantes, entre ellas, la tributaria. Pero, mientras el mundo avanzaba hacia tasas de impuestos más bajas para las rentas del capital, buscando atraer inversión, en Chile, el gobierno de la Nueva Mayoría hizo lo contrario: elevó al 27% la tasa de impuestos sobre las utilidades empresariales, y redujo al 65% la parte de estos impuestos pagados por las empresas, que se reconoce como pago anticipado del Impuesto Global Complementario, que recae sobre quienes retiran utilidades.

La consecuencia fue una contracción de la inversión con grave efecto sobre el crecimiento de la economía, y un deterioro de las remuneraciones reales de los trabajadores. Creyendo gravar al "1% más rico del país", la Nueva Mayoría detuvo el crecimiento y produjo un deterioro en la distribución de ingresos.

Ahora es importante corregir la visión tras la reforma tributaria de la Nueva Mayoría, tal de restituir la confianza en que, tras un experimento erróneo, el país intenta volver a orientarse según políticas sólidas y racionales. La mirada ingenua llevó a creer que aumentar el impuesto a las utilidades empresariales solo mejoraría la distribución de ingresos, sin mayores consecuencias. Pero los impuestos desplazaron la inversión hacia otros destinos, redujeron el crecimiento y empeoraron la distribución de ingresos en Chile.

El mayor éxito del gobierno sería consolidar en el país un apoyo mayoritario para políticas definidas racionalmente para asegurar el crecimiento, como lo es su propuesta de integración tributaria, esto es, que el 100% de lo pagado por las empresas pueda ser utilizado por las personas al pagar su Global Complementario. La oposición, sin embargo, está indicando que solo apoyaría una reforma tributaria que se ajuste a su propia lógica -centrada en la distribución de ingresos-, lo que ya ha llevado la discusión a una eventual alza de las tasas del impuesto Global Complementario aplicables a los tramos de ingresos más altos, para compensar la rebaja de impuestos para todos los niveles de ingresos provenientes del capital, que representa la "integración" que busca el gobierno.

En estas circunstancias, el Ejecutivo debe sopesar el valor de un avance parcial en la reducción de impuestos -si logra una disminución neta de los tributos a las rentas del capital, a pesar de mayores tasas del Global Complementario-, contra el costo de reactivar la discusión tributaria -hoy en segundo plano- si el apoyo de la oposición es limitado y el ejercicio de llevar a cabo esta reforma revive la pulsión redistributiva. El esfuerzo debe estar más en promover el cambio de visión que supone concretar la propuesta de reforma en su versión original, y menos en el intento de lograr algo, aun con grandes concesiones y agitación política en torno al tema tributario. El objetivo debe ser una muy buena reforma, que estimule inversión en el corto plazo, y que aumente la valoración del crecimiento en la población.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.