Sistema electoral proporcional



SEÑOR DIRECTOR

A poco tiempo de que asuman los diputados y senadores electos, han quedado en evidencia los resultados de la puesta en escena del nuevo sistema electoral proporcional. Ya no son dos, sino tres las fuerzas que articularán el trabajo legislativo de los próximos años. Los análisis se han volcado a mostrar la mayor representatividad del nuevo Congreso y el consiguiente mejor reflejo que expresa de la realidad multi-ideológica del país. Dicha diversidad se confirma con la llegada de más mujeres -cerca de 22%- y parlamentarios provenientes del mundo de las artes y la música.

Si bien el cambio, con algunas imperfecciones que habrá que corregir (como la dificultad de hacer política en megadistritos) supuso un avance, los sistemas electorales no son instrumentos mágicos que solucionan las crisis de confianza hacia las instituciones, sino que solo ponderan ciertos factores que podrían mejorarse.

La polémica sobre la designación del senador Andrés Zaldívar en el Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias da cuenta de que nuestro país requiere reformas de fondo. El Congreso aún no posee criterios técnicos y de calidad para evaluar en profundidad tanto el trabajo legislativo como la fiscalización de los actos de gobierno y el control de los mismos. Parte de la tarea de modernización del Estado es repensar cómo implementar asesorías parlamentarias de confianza y eficientes. No solo por los escándalos de copy-paste, sino porque el despilfarro de recursos es un asunto de especial sensibilidad. De lo contrario, las reformas al sistema electoral, al régimen de gobierno y a los sistemas de partidos, solo serán cosméticas.

Pablo Valderrama

Subdirector ejecutivo IdeaPaís

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