Sueños que se esfuman



SEÑOR DIRECTOR:

Hoy, en Chile se vive con miedo. Con miedo, se pierde libertad. Miedo a la violencia, a un asalto o a que te quemen la casa; miedo a la muerte. Variantes múltiples, de norte a sur.

El sueño de una buena educación para los hijos se esfuma ante la violencia en escuelas, institutos y centros de educación. Ante discusiones bizantinas sobre los Liceos Bicentenario, quitándole oportunidades a quienes allí estudian. Cuando la ideología le gana a la razón y entra a las aulas, en lugar de currículos serios que le den el conocimiento necesario a nuestros jóvenes, el futuro se oscurece.

En paralelo, la inflación desgarra a aquel que no le alcanza, que no sabe si podrá llegar a fin de mes. El sueño de la casa propia vedado.

Proyectos muertos en el Parlamento, hace años; y vienen otros nuevos sobre lo mismo y a seguir discutiendo. Pensiones, salud, seguridad, educación, son ejemplos. Los políticos, tan necesarios en una democracia eficaz, tienen una responsabilidad ciudadana innegable ante estas situaciones.

Atravesamos un proceso constituyente que fracasó. Los ciudadanos gritaron, democráticamente, sin violencia, solo con su voto, un rechazo fuerte a lo propuesto. Esto ocurrió hace exactamente dos meses y medio. Y la discusión por una nueva Constitución sigue; y se pierde tiempo; y se pierde vida; y se nubla el futuro.

Se pierden los sueños de los jóvenes, de los ciudadanos. La gente deja de creer en los políticos, que deberían ser hacedores de sueños. Vuelan promesas que no se cumplen.

¿Hasta cuándo dejaremos solos, con sueños frustrados y con miedo, a nuestros compatriotas?

Iris Boeninger

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