Un tema protagónico al final del verano es el “temido marzo”. No es para menos, siendo prácticamente el inicio de año a nivel empresarial y académico, concentrando el regreso de vacaciones, el comienzo de clases, el inicio de nuevos proyectos y planes diseñados en los meses estivales.

Sin embargo, el mes venidero tendrá un sabor especial, y es que, además de todas las preocupaciones habituales, se debe sumar aquello que nos ha “quitado el sueño” hace meses: los efectos y la evolución de la crisis social.

En esencia, este será un SUPER-MARZO. En primer lugar, se retomarán una decena de iniciativas parlamentarias vitales para la configuración del escenario del año: la protección de infraestructura crítica por parte del Ejército, la rebaja en la dieta de los parlamentarios y altos cargos públicos, la rebaja en la jornada laboral y lo que queda de la Agenda Social, solo por mencionar algunos.

En segundo lugar, ¿volverán las manifestaciones masivas? Se han agendado una decena de manifestaciones convocadas por diferentes organizaciones mediante las redes sociales en fechas emblemáticas como el Día de la Mujer, u otras protestas relacionadas con el pueblo mapuche y los movimientos No + AFP y Unidad Social. El mayor temor es un rebrote en la violencia y los crímenes asociados.

En tercer lugar, el mercado laboral sigue en evolución y aún se esperan sus efectos rezagados. En particular, datos como los despidos por necesidad de la empresa dan luces sobre el verdadero estado del empleo, que no solo se ha visto golpeado por la destrucción de empleos, sino por una menor creación, aparentemente invisible. Esta situación sería mucho más evidente en el mes que más se gasta del año, siendo un factor de estrés adicional para las familias. Lo anterior sin considerar las presiones inflacionarias asociadas a un mayor valor del dólar, que mantiene en duda la futura trayectoria de política del Banco Central.

En cuarto lugar, a diferencia de los meses previos, no contamos con el impulso de la economía externa. El Covid-19, más conocido como Coronavirus, ha impactado fuertemente al mercado chino y sus efectos se han hecho sentir en las economías emergentes tanto a nivel bursátil como en la depreciación de sus monedas. En especial Chile, que según el FMI cuenta con un 33% de sus exportaciones destinadas a China y un 28% de sus importaciones provenientes de ella, haciendo que sea una economía muy expuesta. ¿Cómo evolucionará el Covid-19? La OMS espera que su máximo llegue precisamente en marzo, y habrá que ver qué sucederá con los mercados.

Finalmente, ¿solo hay nubes negras? No necesariamente. Un elemento por reconocer es la anticipación y el aprendizaje. El shock que comenzó el 18-O fue completamente inesperado y tardó semanas que el gobierno se percatara qué ocurría y qué hacer. Hoy es distinto, tanto el mercado como los actores políticos han anunciado “lo que se viene” en reiteradas ocasiones. Ahora bien, ¿habrán aprendido de sus errores y podrán canalizar correctamente sus aprendizajes ante un SUPER-MARZO muy desafiante? Está por verse.

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