Tic-tac: El tiempo corre y la crisis nos está alcanzando

El presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a Ignacio Briones (D), ministro de Hacienda. FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

Cuidado, que la lentitud de nuestro actuar y desconsideración con quienes se encuentran más vulnerables, dibuja en el horizonte una explosión social que puede volver con más fuerza.



Nadie puede poner en duda que las medidas económico-sociales presentadas por el Presidente y el Ministro de Hacienda buscan proteger la salud, los ingresos y el trabajo de las familias chilenas, pero aún están lejos de reflejar el impacto que tendrá la crisis desatada por el COVID-19. Es clave duplicar los esfuerzos del presupuesto que ya se encuentran movilizados, en pos de auxiliar al mayor número de ciudadanos y empresas, además de comenzar a aplicar las medidas a tiempo.

Es muy valorable, por su oportunidad como por su dirección, la inyección del 4,7% del PIB del plan del Ejecutivo (sólo un 2% son recursos adicionales). Pero superar la recesión en la que nos encontramos producto de la pandemia y algo del rezago del 18 de octubre, requiere de una ayuda financiera aún más rápida y contundente, capaz de cubrir gran parte de los déficits de caja del mayor número de compañías, grandes y pequeñas, gravemente perjudicadas por el virus, pero solventes previamente. Así, una vez que logremos traspasar este umbral, podremos reactivar la economía y normalizar el empleo de los trabajadores formales que se acogerán a la suspensión del trabajo y al beneficio del Seguro de Cesantía.

Ahora bien: ¿Qué ocurrirá con los trabajadores informales y los independientes? Mientras los otros son resguardados con un plan de suspensión con porcentaje de renta asegurada, estos recibirán un monto único y reducido, definido en relación a la cantidad de hijos que tengan. Lamentablemente, ellos son y serán los más expuestos a caer en la pobreza. Cuidado, que la lentitud de nuestro actuar y desconsideración con quienes se encuentran más vulnerables, dibuja en el horizonte una explosión social que puede volver con más fuerza. Por el contrario, empatizar con ellos y actuar a tiempo, podría prolongar este segundo aire del Gobierno.

Los pronósticos económicos más optimistas no son buenos. El Banco Central prevé una caída del PIB de hasta 2,5% en 2020 -que debido a la baja base de comparación en realidad no refleja la magnitud de esta-, y se estima un déficit en torno al 9% de la proyección fiscal. Sin embargo, hoy contamos con una deuda pública comparativamente baja, además de otros fondos disponibles que nos dan el espacio para fortalecer los puntos débiles del plan presentado, considerando que nos urgen herramientas efectivas que protejan los empleos y eviten una recesión que arriesgue la estabilidad de Chile. De ahí que desde Horizontal planteemos nueve medidas temporales que duplican el monto de la ayuda a un total de $22.510 MM.

Debemos actuar ahora y mejor. El monto propuesto es elevado, pero a pesar de doblar el paquete inicial, la elevación del déficit fiscal y la deuda pública seguirían siendo costeables si es que son gastos transitorios. Es fundamental redirigir y robustecer nuestro plan, repensando la posibilidad real que existe de hacer uso de más recursos fiscales con el fin de solucionar un problema que podría convertirse en una situación permanente. Aún estamos a tiempo de volver a mirar, y ver de qué forma podemos resguardar mejor a la población contra la pandemia.

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