¿Todos por el Apruebo?

Una de las primeras actividades del “apruebo”, luego que se iniciara el periodo legal de campaña.

En el transformismo o “giro democrático” de la derecha por el Apruebo hay un intento por evitar a toda costa que en el proceso constituyente haya algo en juego.



Las últimas semanas hemos presenciado una seguidilla de declaraciones de personeros históricos de la derecha señalando que votaran Apruebo en el plebiscito de octubre. Y lejos de un movimiento meramente electoral basado en las encuestas, hay que observar el proceso de reordenamiento del sector, tensionado por el Chile post revuelta social y el Chile de las desigualdades socioeconómicas que ha expuesto la pandemia.

Si bien hay un sector “duro” cuyo discurso es la caja de resonancia de la dictadura y su proyecto, para los que la mayoría de la sociedad nunca ha contado; en el transformismo o “giro democrático” de la derecha por el Apruebo hay un intento por evitar a toda costa que en el proceso constituyente haya algo en juego.

No se trata de defender su proyecto frente a la sociedad, sino que de impedir que los intereses sociales que se han expresado y construido tras el estallido, entren a la política y con ello la transformen. Que no haya cambios en el tablero. Esto se consigue dificultando la participación masiva en el plebiscito y diluyendo el clivaje entre quienes representan el Rechazo y quienes representan el Apruebo. ¿Todos por el Apruebo?

Lo cierto es que, en los hechos, esa polaridad no ha desaparecido: el Chile de la dignidad sigue su curso y lo que está en disputa, entonces, es si logramos que a partir del plebiscito haya una cancha diferente para disputar la política. Si logramos -con una alta participación ese día- interrumpir el padrón electoral ya aprendido de memoria.

Si no se logra una participación mayor a la histórica, si sólo vota poca o la misma gente de las elecciones pasadas, aún cuando el Apruebo gane con un 80 o 60%, habrá un dilema de legitimidad al darse el resultado en ese estrecho espacio que no representa a la sociedad chilena, donde hay sectores sobrerrepresentados y contra los que Chile ya se rebeló.

Terminar de cambiar el tablero requerirá más que respuestas morales sobre la coherencia o no de la derecha, y más que llamados vacíos de unidad. El plebiscito como entrada al proceso constituyente en su dimensión institucional depende de que todas y todos quienes anhelan un Chile justo y digno en un sentido profundo de cambios, se apropien y participen con la convicción de que ¡hay mucho en juego! De que este voto sí puede ser un ejercicio de soberanía, así como lo han sido los cabildos, asambleas, movilizaciones y solidaridades autoconvocadas.

No, no están todas y todos por el Apruebo del “Chile que despertó”.

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