El Acuerdo Amplio y Progresista de Cooperación Transpacífico (AAPCT), más conocido como TPP11, se firmará mañana en Santiago. En momentos en que el proteccionismo sacude al Hemisferio Norte, en que los Estados Unidos anuncian la imposición de tarifas de 25% a las importaciones de acero y 10% a las de aluminio, y en que la Ronda Doha lleva 10 años paralizada, la firma de este acuerdo es una señal de compromiso con la liberalización comercial a través del Pacífico.

Integrado por once países de tres continentes ( América Latina, Asia y Oceanía ), incluyendo a países desarrollados (Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelandia y Singapur), otros en vías de desarrollo (Brunei, Chile, Malasia, México y Perú) y un país socialista (Vietnam), el AAPCT representa el acuerdo comercial inter-regional más ambicioso, con un 13 % del producto y un 15% del comercio mundial.

El mismo viene a potenciar los flujos de comercio e inversión entre las Américas y el Asia-Pacífico, la región más dinámica y de mayor crecimiento . Las proyecciones indican que para 2050 la mitad del producto mundial provendrá del Asia, por lo que para América Latina es clave poder "subirse a ese carro".

El TPP11 representa una versión truncada del TPP original, integrado también por los Estados Unidos. Al denunciar los Estados Unidos el TPP a los pocos días de asumir el Presidente Trump, muchos pensaron que ese proyecto, de nueve años de gestación, moriría de muerte natural.

El que haya sobrevivido en esta nueva versión, más acotada, se debe al consenso entre el resto de los estados miembros que casi una década de esfuerzos no podía ser en vano. Así y todo, los consensos implícitos no bastan. Ellos deben ser aunados y catalizados.

Y es allí donde entran dos factores claves que hicieron posible este importante acontecimiento para el comercio mundial.

Por una parte, la iniciativa de Chile de convocar al Diálogo de Alto Nivel sobre Alternativas de Integración Regional y Libre Comercio en el Asia Pacífico en Viña del Mar el 14 y 15 de marzo del 2017. A menos de dos meses de los Estados Unidos haberse retirado del TPP, y en medio de una gran incertidumbre respecto del futuro de la economía global, Chile convocó a los 12 integrantes originales del TPP, más China, la República de Corea y Colombia, para ponderar opciones. Este diálogo fue fundamental para destrabar las conversaciones sobre el futuro del proyecto.

Chile hizo esto como presidente pro-tempore de la Alianza del Pacífico ( AP), y el resto de los países integrantes de la AP (Colombia, México y Perú), se plegaron en pleno a este desafío colectivo, confirmando la trascendencia de la AP para proyectarnos al Asia Pacífico.

Hace ya más de un cuarto de siglo, Chile asumió que su futuro en materia comercial estaba en el Asia-Pacífico. Desde entonces ha aplicado una estrategia de inserción internacional acorde, entendiendo la globalización como Asianización.

El AAPCT viene a ser la más reciente expresión de ello.