Trabajadores más felices..., al principio

SEÑOR DIRECTOR

La disminución de la jornada semanal a 41 horas, desde las actuales 45, es una reducción de las horas trabajadas de 8,9%, subiendo el costo laboral en 9,75%. Como además los empleadores tendrán que cotizar un 4% de los salarios, el costo de los trabajadores, mientras se mantenga el salario actual, subirá 13,75%. Esto será un shock para la economía, algo atenuado por la gradualidad con que se aplicarían estas medidas.

Hay quienes imaginan que la productividad subirá por una especie de éxtasis de felicidad de los trabajadores que los hará producir más por cada hora trabajada. Pero según el diagnóstico del Secretario General de la OCDE, la débil productividad de los trabajadores chilenos proviene de su baja calificación y de la informalidad. Estos factores se acentuarán con las medidas anunciadas: dado el aumento de costos, las empresas tendrán menos recursos para poder capacitar. Asimismo, al subir el costo, algunas empresas quebrarán o cerrarán sus negocios, con lo que los trabajadores perderán trabajos, y los empleos que podrán conseguir tendrán salarios más bajos, dado el mayor costo por hora, y aumentará la informalidad.

Otro efecto de estas medidas será que las empresas tenderán a sustituir trabajadores por capital, cosa que la tecnología hace cada vez más factible y tentador. Estos son cambios que luego son irreversibles.

La baja de la jornada va a perjudicar a los trabajadores en lugar de beneficiarlos. Es una medida populista que los afectados aplaudirán porque creen que los beneficia, pero que la realidad es que los perjudicará.

Gerardo Jofré