Trump y la Otan



SEÑOR DIRECTOR

Tanto Trump como Putin demuestran su afán por reconducir las relaciones bilaterales después de meses de agitación por las acusaciones en curso sobre interferencia rusa en las últimas elecciones presidenciales. En Helsinki, capital símbolo de distensión durante la Guerra Fría, se encuentran dos líderes que se han halagado mutuamente pero que aún no se habían agendado reunión formal. Todo indica que, más allá de la verborrea antieuropea de Trump, se mantienen intactos los lazos en Occidente, convirtiendo su reclamo por más aportes europeos a la OTAN (que ya existía bajo Obama) en un estímulo para fortalecerla puesto que los resultados de la última cita en Bruselas confirman que a la larga esta alianza tendrá más medios a su disposición para contrarrestar a Moscú.

Y la relación con Alemania sigue siendo estratégica, como atestigua la importante presencia militar estadounidense en su territorio, pese a las disputas comerciales que se han manifestado. Es decir, el aislacionismo trumpiano tiene su límite en los propios intereses norteamericanos; los cuales están bien salvaguardados por expertos que representan la ortodoxia republicana tales como John Bolton, asesor de seguridad nacional. Por ello, independientemente del vínculo personal forjado entre ambos presidentes, lo acontecido en Finlandia no alterará en lo sustancial la conducta de Washington en política exterior.

Jaime Pinto Kaliski

Doctor en Ciencia Política

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