Un cambio de gabinete en medio de la pandemia

El ajuste ministerial, si bien fortalece la posición negociadora del gobierno, demanda ahora que los dirigentes de los partidos deban enfocarse en la pandemia y la crisis económica.



El Presidente de la República concretó ayer el cuarto ajuste de gabinete en lo que va de su mandato, un cambio acotado que no reviste alcances estructurales, y probablemente por ello se optó por la fórmula de los enroques -como fue el caso de la Segpres y Vivienda-, mientras que en Desarrollo Social asumió el actual subsecretario de Desarrollo Regional.

La urgencia de llevar a cabo un cambio justo en momentos en que el país atraviesa por una fase crítica de la pandemia del coronavirus, parece deberse al interés del gobierno por reforzar sus capacidades negociadoras para enfrentar de mejor forma las tratativas con la oposición para alcanzar algún tipo de acuerdo que permita enfrentar la emergencia sanitaria y sus consecuencias sociales y económicas. Es indicativo que las primeras declaraciones que hicieron los nuevos titulares de la Segpres y Desarrollo Social apuntaran a profundizar el diálogo con todos los sectores y a buscar acuerdos de unidad en beneficio del país.

Parece evidente que Renovación Nacional no estaba conforme con el actual diseño, al resentir el hecho de que no hubiera alguien de sus filas en el comité político; la llegada a la Segpres de Cristián Monckeberg, expresidente del partido y alguien con buen ascendiente en los parlamentarios de RN, ayuda a descomprimir esta tensión y supone un punto para el presidente del partido, quien había hecho gestiones para subsanar este aspecto. Con esta movida, los tres principales partidos del oficialismo quedan con representación en el centro de las decisiones de La Moneda; sin embargo, no es claro que la nueva estructura haya dejado conforme a todos, pues la UDI está recelosa de que con este cambio se consoliden los principales ejes del gobierno en manos de Evópoli, así como el hecho de que Claudio Alvarado, el nuevo titular de la Segpres, si bien es un histórico de la UDI, la directiva no se siente totalmente representada por él.

Un área donde habría recurrentes críticas por las dificultades para impulsar la agenda legislativa del gobierno y las constantes fricciones con sectores de la oposición era la Segpres. La llegada de Alvarado podría brindar una nueva oportunidad para mejorar en estas tareas, habida cuenta de sus probadas habilidades negociadoras con el Congreso y sus redes en la oposición.

Estos cambios, que podrían ser necesarios para poner en mejor pie la capacidad negociadora del gobierno, no lograron sin embargo sustraerse de las anquilosadas -y cuestionadas- prácticas de las componendas políticas. La salida del exministro de Desarrollo Social a la presidencia de BancoEstado -quien probablemente pagó el costo de carecer de redes políticas más robustas-, y el enroque del extitular de la Segpres a Vivienda, se alejan del ideario de evitar la enraizada costumbre de los “premios de consuelo”.

Hechos estos ajustes, el gobierno debe ahora empeñar todos sus esfuerzos en el combate a la pandemia, y postergar otros cambios de carácter político. Lo delicado de esta situación y la crisis económica harían inexplicable ante la ciudadanía que los partidos aparecieran más preocupados de sus cuotas políticas y espacios de influencia antes que de la emergencia que vive el país.

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