Las condiciones en que viven las familias de la periferia de las ciudades, los extensos y extenuantes tiempos de traslado hacia sus fuentes laborales, y la deficiente calidad e iluminación de sus espacios públicos, que solo favorecen a la delincuencia y el narcotráfico, son los desafíos que enfrentamos a la hora de repensar el diseño de las ciudades. Sin embargo, no son los únicos. El cambio climático ha pasado a engrosar la lista de prioridades que también debemos considerar, ya que sus efectos, como la sequía, impactan en el diseño de nuevos parques y la conservación de los existentes.

Como Ministerio de Vivienda y Urbanismo esta es una realidad que nos preocupa, porque tenemos que ser capaces de compatibilizar la demanda de más parques por parte de la ciudadanía -en especial de aquella que vive en comunas con severos déficit de áreas verdes- con la escasez de agua. En este escenario estamos adoptando medidas en distintas escalas, que van desde la elaboración de una Política Nacional de Parques Urbanos hasta la implementación de otras iniciativas prácticas, como la plataforma “Áreas verdes inteligentes”.

La plataforma, que lanzamos en alianza con Conaf y disponible en www.minvu.cl, es una guía sobre arbolado urbano que orienta sobre cuáles son las especies más idóneas para cada lugar, ya que no es lo mismo plantarlas en un parque, con amplio espacio para las raíces, que en una vereda o bandejón central. Asimismo, esta web nos aporta valiosos datos como la necesidad hídrica de determinadas especies y su tolerancia a la radiación solar directa, entre otros antecedentes. Esta es información es muy útil para los municipios que tienen a su cargo espacios públicos, pero que no tienen la posibilidad de contar con profesionales paisajistas. Muchas veces el no escoger el árbol adecuado, hace que los costos para mantenerlos se disparen y que, finalmente, no puedan ser cubiertos por las municipalidades.

Esta acción está en línea con la futura Política Nacional de Parques Urbanos, con la que buscamos que los chilenos tengan acceso a más espacios verdes que humanicen la ciudad y disminuyan la segregación urbana. Estos espacios deben ser sustentables y optimizar el uso de agua. Para avanzar en este camino hay que mirar la experiencia internacional y aprender de países como Israel, que han hecho un uso muy eficiente de este recurso, a través de su reutilización y focalización. Otras naciones, como España, también están haciendo esfuerzos cada vez más importantes por reciclar este vital elemento.

Paralelamente al desarrollo de la política y la plataforma, seguimos construyendo y diseñando parques, como Mapocho Río en Santiago, Barón en Valparaíso, Kaukari en Copiapó (ampliación), Oasis en Calama, Cautín en Temuco y Costanera en Puerto Montt, por citar solo algunos, en los que ya estamos enfrentando las complejidades que nos impone la crisis hídrica y la necesidad de construir ciudades más justas para todos los chilenos.

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