¿Una democracia sin partidos?



SEÑOR DIRECTOR

El soberano habló fuerte y claro. Una gran mayoría aprobó el inicio de la discusión constitucional, abriendo un proceso de debate y reflexión en tiempos acotados respecto a nuestro pacto social, por tanto, no son tiempos de descalificaciones, sino que de respeto mutuo y propuestas de país.

Al respecto, y aunque todo indica que los partidos políticos no consiguen la credibilidad y legitimidad por parte de la ciudadanía, resulta menester que tanto los militantes de partidos, líderes de movimientos sociales, independientes y la gran mayoría de la ciudadanía adopten una actitud de entendimiento. Así los constituyentes una vez electos comprenderán que deben contribuir a una visión de bien común para Chile.

Por ello, los partidos políticos, en momentos cruciales para las próximas décadas de la República, deben brindar los espacios entre sus filas a quienes contribuyan en el debate nacional con propuestas e ideas de país, además de permitir que independientes formulen sus planteamientos sin condicionamientos partidarios. Con dicha actitud sería posible que los partidos políticos, que resultan esenciales para una democracia, consigan algo de la legitimidad perdida.

Por su parte, la ciudadanía debe facilitar el camino del reencuentro y entendimiento entre las personas y las instituciones de la República, principalmente no restándose de asumir responsabilidades públicas y encauzando sus demandas o visión de mundo por medio de partidos políticos existentes o en proceso de formación.

En tiempos de un profundo cambio (crisis) de época en dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales, se requiere volver a crear comunidad desde el entendimiento y el afecto por el nosotros.

Jaime Abedrapo

Director Escuela de Gobierno USS

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.