Una nueva etapa de aprendizaje

21/09/2022 USO DE MASCARILLAS DEJA DE SER OBLIGATORIO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


Por Paula Daza N., directora ejecutiva de CIPS-UDD

Seis de cada diez personas encuestadas en un sondeo de CIPS-UDD y Panel Ciudadano afirmaron estar de acuerdo con quitarse la mascarilla en espacios cerrados. De ellos, el 39% respondió que “de todas maneras hay que hacerlo”, mientras que 24% declara que está de acuerdo “siempre y cuando se comparta con personas vacunadas”. Lo llamativo es el 37% que cree un desacierto esta afirmación. De ellos, 23% dice que “por ningún motivo” y 14% que “aún le da temor”.

Aquí es clave observar quiénes tienen mayor reticencia a este cambio. Por un lado, están las personas mayores, en donde 55% de ellos no quiere sacársela “bajo ningún motivo” (36%) y porque aún les da temor (19%). Por otro lado, están los grupos socioeconómicos C3, D y E en donde, entre un 39% y 38%, afirman que no están de acuerdo con quitarse la mascarilla en lugares cerrados.

Estos grupos etarios y socioeconómicos son, a su vez, quienes menos acceso tienen a test de autodiagnóstico. En julio CIPS-UDD realizó una encuesta sobre su uso. Lo que allí se pudo constatar es que sobre el 80% de las personas de grupos C3, D y E no se había realizado un antígeno de autodiagnóstico, en los últimos seis meses. En ese informe, como CIPS recomendamos que debía hacerse lo que el gobierno lanzó, finalmente, esta semana: acortar las brechas de acceso por financiamiento a esta herramienta.

En cuanto a las edades, también observamos en dicho sondeo que el 81% de mayores de 51 años y el 87% de mayores de 61 años no se había hecho un test de antígeno en la casa en el último medio año. Y de quienes se lo hicieron, casi un 30% dijo que le había resultado complicado emplearlo. Por tanto, la brecha de acceso no está sólo en lo financiero, sino que también en su uso. Y ahí es clave la educación.

Como CIPS-UDD creemos que debemos avanzar en medidas de mayor libertad, pero que vayan de la mano con medidas de mitigación, en donde se contemplen estos distintos mundos: los adultos que no saben auto testearse; los jóvenes con mayor conducta de riesgo o los niños que asistirán por primera vez en su vida al colegio sin mascarilla

No se pueden cometer los mismos errores ocurridos en abril pasado, cuando se quitó la mascarilla de espacios públicos. Allí falló la comunicación de riesgo, las acciones para fortalecer el testeo y la vacunación. Hoy, hay más de cuatro millones de personas que pudiendo vacunarse con su dosis de refuerzo o cuarta dosis, aún no se ponen al día con su calendario.

Comenzaremos un periodo de transición que es también una nueva etapa de aprendizaje. La diferencia con el comienzo de la pandemia es que, ahora, sabemos cómo se comporta este virus y todo lo que podemos hacer para evitar su contagio.

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